2:05 h de duración / Promotor: FUAAN.
Julio
Alejandro Quijano
Armando
Manzanero alza la vista con admiración, ternura, exaltación. Sí, todas esas
sensaciones simultáneas. Mira a Rosy Arango y lanza un suspiro justo antes de
soltar la estrofa: “De un bolero a un danzón / surgió aquel beso / que tu fuego
encendió / mis alboradas”. Con la misma intensidad, ella le devuelve la mirada
y completa el dueto: “Dos luceros bailaron, / acompañando / nuestro romance”.
El
compositor yucateco se da cuenta de que es demasiada emoción para que se quede
entre ellos, así que voltea hacia el público y dice: “En esta parte de la
canción todo mundo se levanta, no importa en donde estén. Se toma a la
compañera por la cintura y se baila, se disfruta”.
Rosy
Arango se define con una frase: “Yo siempre digo que tengo el mal de la
sinfonola descompuesta”. No lo dice porque se escuche desentonada; al
contrario, Manzanero la presume como un descubrimiento que lo enamoró desde la
primera vez que la escuchó, sino porque canta a toda hora. “Desde que me
despierto hasta que me acuesto. Creo que lo más importante de tener un talento
es compartirlo todo el tiempo”.
Con
Manzanero también hace “Declárate inocente”, un tema no tan popular de José
Alfredo Jiménez. “Aquí el maestro Armando me dijo cómo cantarla”, explica ella.
“Me dijo que no la hiciera al viento, sino suavecito. Espero hacerlo bien”.
El
empeño que pone Rosy en perfeccionar esta interpretación es también el ideal
que impulsó Mi nombre es México, álbum que presenta esta noche. “Siento
el compromiso de que fueron ustedes los que impulsaron este proyecto, ustedes
son mis productores ejecutivos”. Lo dice no como una formalidad, sino que en
efecto, la producción se financió con dinero donado por sus seguidores.
De
manera natural, su pasión por lo mexicano la ha llevado a ensalzar desde la
gastronomía hasta los diseños de artesanos y, obvio, al mariachi, que es la
parte central de su espectáculo y a cuyos integrantes defiende no sólo como
músicos.
“Se
llaman Lira de Oro y todos ellos son muy buenos muchachos. Fíjense: son
trabajadores, fieles, hogareños. Aquí hay uno que hasta el dicen el tío
Diógenes”, explica. El trompetista aludido alza la mano, pero enseguida Rosy
remata: “Le dicen así porque dio genes por todos lados”.
Con
“Cucurrucucú Paloma” y “Aires del Mayab” muestra la experiencia que ha ganado
en los 18 años de carrera: se da tiempo igual para un falsete monumental
(“¡hasta que le aplaudan!”, grita un trompetista para señalar la duración de la
nota) que para lanzar una puya cuando los músicos zapatean. “Cuidado muchachos,
no se les vaya a caer la mollera… o la matriz”.
Pero
no solamente de rancheras está hecho el México de Arango, también de dos
jarochos que bailan son y un decimero que arma versos. Se suma luego una decena
de bailarinas que, al estilo de “Flor de piña”, de la Guelaguetza, danzan
mientras Rosy Arango cierra con el huapango “La cigarra”.
Al
grito de “¡Esta fiesta es para ustedes!”, la imagen es precisa: mariachi al
fondo, son a la izquierda, bailarinas folklóricas al frente y Rosy Arango en el
centro. No hay duda, éste es su México. ♪
Programa
La
Martiniana / Con Armando Manzanero: Declárate inocente - De un bolero a
un danzón / La guapachosa / Cucurrucucú paloma / Aires del Mayab / La charreada
/ Luz de luna / El andariego / Las margaritas / Las deudas / Viento / Tonantzin
/ La feria de San Marcos / María Chuchena / Sones de ida y vuelta / Mi nombre
es México / La cigarra.
Rosy
Arango, página oficial: www.rosyarango.com
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