Vita Ce N'è World Tour / 6 de febrero, 2020 / Función única /
2:10 h de duración / Promotor: Ocesa Promotora, S.A. de C.V.
José Homero
“Siamo
ragazzi di oggi / pensiamo sempre all'America” proclamaba Eros Ramazzotti en el
Festival de San Remo de 1984, enunciando claramente que orientaban sus sueños
las luces de Nueva York, como lo corroboran las imágenes evocando rascacielos
que se proyectan en las pantallas del escenario del Auditorio Nacional. Como si
las primeras cuatro canciones, cuya duración constituye casi un conjunto del
tiempo total del concierto, fueran sólo un preámbulo, “Terra promessa” es el
auténtico inicio. Eros saluda por primera vez al público (“Te quiero mucho,
México”, frase a la que recurrirá varias veces) y Scott Paddock, saxofonista,
actúa como heraldo situándose en el proscenio mientras ejecuta en rápida
sucesión notas que evocan los climas jazzísticos y blueseros de Manhattan.
Ramazzotti
ha declarado que buscaba remozar su estilo, adecuándolo a los ritmos presentes.
Si en su décimo cuarto álbum, Vita ce n’
è (2018), esa actualización se cifra en veleidades reguetoneras —“Por las
calles las canciones”, a dueto con Luis Fonsi—, en directo pareciera ir en
dirección opuesta, y en vez de aggiornamiento
ha preferido cierta pátina de banda de rythm & blues de los setenta, lo que
explicaría el aprecio a “Terra promessa” y
a canciones sucesivas que le permiten
asumir un sonido más robusto y con mayores matices de los previsibles en un
cantante pop. Con Paddock como mensajero del jazz, el febril baterista Eric
Moore remarcando con fuerza y destreza los compases y los guitarristas
alternándose para acentuar con sus riffs y solos las líneas melódicas,
la banda de Ramazzotti por momentos suena a la de un bar de Greenwich Village.
La
portada del álbum 30 mostraba a Ramazzotti
como un músico dividido: guitarrista en la imagen primera, cantante en la
inferior. En vivo se afana en lucir esas aptitudes. A punto de concluir “Estrella
gemela”, un secre le entrega una guitarra para que concluya con un solo de
fraseo bluesístico, pose de matón de las cuerdas incluida. Prosigue en esa vena
con “Fábula”, donde interpreta un solo acompañado rotundamente por la batería; en
tanto que en “Terra promessa” conduce las guitarras. La faceta pop rock con
más ascendencia anglosajona culmina en “I belong to you”, a dueto con la
corista Giorgia Galassi, quien exhibe un buen rango vocal, mientras el pianista
y director musical Luca Scarpa acentúa discretamente la melosa melodía.
Músico
ambicioso, Ramazzotti conforma sus grupos en vivo y en estudio con ejecutantes
virtuosos. En su actual alineación sobresale Moore, percusionista angelino,
quien carismáticamente acomete una pieza funky para que Eros descanse unos
minutos antes de atacar el segundo tramo donde se agrupan los mayores éxitos. La
gira tiene un adecuado revestimiento visual. Comienza con hologramas de un
árbol de la vida, símbolo querido por el cantante quien en su brazo izquierdo
tiene un tatuaje semejante; prosigue con figuraciones mediante trazos
geométricos y alterna con videos. El más aplaudido, sin embargo, no es el de su
dueto con Fonsi sino un clip de admonición ecologista sobre la contaminación
del plástico en los mares.
El
orden de canciones permite situar por segmentos las influencias y también las
tradiciones cubiertas por Ramazzotti en sus treinta y cinco años de
trayectoria; desde aquel pop a trancos de sintetizador —del que hoy poco queda,
pues la frialdad de sus secuencias se sustituye por la cromática calidez instrumental—,
hasta el pop italiano de orientación bailable atravesando por baladas
románticas y melodías que celebran, reflexiva, casi metamusicalmente el ritmo,
la sonido.
Buen
intérprete, Eros interpela al público sin menoscabo de su español macarrónico,
amonesta a una pareja que ha llevado a un bebe al concierto (“es malo para sus
oídos”), se arriesga a intentar un scat y no vacila en mover el trasero para
perrear, aunque con gracia lerda. Con “Otra como tú”, “Più che poi”, “Si
bastasen un par de canciones” y “Fuego en el fuego” la noche entra en su mejor lapso
para regocijo del público que aplaude, corea, baila en sus asientos.
Tras
cerrar con “Música es”, volverá, sin hacerse mucho del rogar, para remachar con
tres más. Con la primera presenta a cada uno de los nueve músicos, que saludan
con un solo de su instrumento, mientras que “La cosa más bella” cierra adecuada
y apoteósicamente en tanto las pantallas de los teléfonos celulares brillan
como luminarias. La estrella desciende entonces para pasear unos minutos en
medio de los devotos que lo siguen y se le acercan para capturar digitalmente
el momento mientras corean “¡Gracias por existir!”. ♪
Programa
Hay
vida / Estrella gemela / Fábula / Necesito de ti / Tierra prometida / Donde hay
música / La sombra del gigante / Un segundo de paz / Una emoción para siempre /
Cuánto amor me das / I belong to you (Il ritmo della passione) / Ahora tú / La
aurora / Una historia importante / Un ángel como el sol tú eres / Otra como tú /
Più che puoi / Si bastasen un par de canciones / Por las calles las canciones /
Fuego en el fuego / Cosas de la vida / Música es / Senza perderci di vista / Por
ti me casaré / La cosa más bella.
Eros Ramazzotti en internet: https://www.ramazzotti.com/es/
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