31 de enero, 2020 / Función única / 1:45 hrs. de duración /
Promotor: ArTaller International A. C.
Fernando
Figueroa
Decía
Enrique Santos Discépolo que “el tango es un pensamiento triste que se baila”. Sin
embargo, Jorge Luis Borges estaba convencido de que inicialmente fue “un baile
valeroso y feliz que con el tiempo languideció”.
Eso
apuntaba Borges ensayista, pero como poeta era aún más profundo: “Esa ráfaga,
el tango, esa diablura, / los atareados años desafía. / Hecho de polvo y
tiempo, el hombre dura / menos que la liviana melodía, / que sólo es tiempo…”.
En
la Ciudad de México del año 2020, hombres y mujeres acuden al llamado de una
sola palabra: Tangueros, espectáculo que conjuga música, canto, baile e
historias de arrabal.
La
oferta musical es un emotivo viaje por composiciones variopintas que van de
Gardel a Piazzolla, con paradas en estaciones que llevan nombres entrañables:
Mariano Mores, Osvaldo Pugliese y Agustín Lara, entre otros. Ellos son los
creadores, pero en escena Frania Mayorquín (piano) y Javier Noyola (bandoneón)
hacen las veces de médiums con el más allá. De manera intermitente, María Inés
Montilla aporta un canto que estremece.
La
música en vivo o grabada señala el rumbo a un cuerpo de baile en el que hay
parejas de dos bandos: los especialistas del género —Carlos Blanco y María
Julia Rodríguez Sivera; Indra Deva y Arturo Oliva; Reynaldo Flores y María
O’Reilly— y quienes provienen de la danza clásica: Cecilia Sanz y Clever Omar
Alvarado; Germán Pizano y Maritere Huesca.
La
decena de bailarines se encarga de dramatizar el guion, valiéndose sólo de quiebres
y desplazamientos de gran belleza y sensualidad. Así cuentan historias de amor de distinto corte: desde la pareja
conservadora que en la banca de un parque se jura fidelidad eterna, hasta la más
mundana que requiere del conflicto como carburante pasional. Sillas y mesas que
van y vienen sirven para advertir que los enamorados arriban a un salón donde
hay música para bailar, licor invisible y omnipresente, más algún juego de azar
que detona conflictos fatales.
Borges
lo diría así: “El tango crea un turbio / pasado irreal que de algún modo es
cierto, / el recuerdo imposible de haber muerto / peleando, en una esquina del
suburbio”.
Bajo
la producción y dirección de María O’Reilly, el show convierte al Lunario en un sitio donde se entretejen ficción y
realidad. Además de cantar, María Inés Montilla hace las veces de narradora que
invita al gozo sin culpas ni culpables, al tiempo que vuelve cómplices a todos
los presentes, incluso al joven que trapea el escenario mientras baila y al
mesero que sirve copas de verdad a quienes aplauden.
Víctor
Cervantes a cargo de la coreografía e Ivonne Ruiz de la iluminación, completan
un equipo en el que hay rigor y virtuosismo como normas esenciales.
Al
término de la función, se invita al público que así lo desee a realizar una
última parada en la barra de madera del recinto. El espacio alterno sirve para abordar
el nuevo día en torno a un hermoso piano, en el que se recrean melodías más
allá del tango. ♪
Programa
El día que me quieras
(canta María Inés Montilla) / El choclo / Leo y Tuky / Nocturna /
Arráncame la vida / Tanguera / Nostalgias (canta María Inés Montilla) /
Invierno porteño / La yumba / Oblivion / Milonga de mis amores /
Roxanne
/
Tanguedia / Rondando tu esquina (canta María Inés Montilla)
/ A Evaristo Carriego / Concierto para quinteto / A partir de hoy
/ Mala junta / Paciencia (canta María Inés Montilla) / Libertango / Michelangello 70.
Twitter: @tangeros_
Instagram: @tangueros18
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