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Foto: Toni Francois / Colección Auditorio Nacional. |
Compañía Nacional de Danza y Orquesta del Teatro de Bellas Artes /
Del 18 al 23 de diciembre, 2019 / Ocho funciones / 2:00 h de duración /
Promotor: Fideicomiso para el Uso y Aprovechamiento del Auditorio Nacional – Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
Fernando
Figueroa
En
el vestíbulo del Auditorio Nacional están diseminados varios árboles de Navidad,
con sus respectivas series de foquitos encendidos, y las tradicionales flores
de Nochebuena. También hay figuras de soldados rojos de tamaño natural y, lo
más insólito: un colosal Cascanueces y un enorme sillón en el que todo mundo
quiere sentarse y posar para la foto.
Tal
es el ambiente que se vive antes de una función de El Cascanueces con la Compañía Nacional de Danza y la Orquesta del
Teatro de Bellas Artes, más la participación de niños y adolescentes que
estudian en la Academia de la Danza Mexicana y en la Escuela Nacional de Danza
Clásica y Contemporánea, pertenecientes al INBAL.
Dentro
de la sala, lo primero que llama la atención es un Huevo Fabergé de siete
metros de altura, ubicado en el centro del escenario como símbolo de la
estética que prevalecía durante los estertores de la Rusia zarista. En esa época,
El Cascanueces fue creado por los
coreógrafos Marius Petipa y Lev Ivanov, con música de Piotr Ilich Chaikovski, a
partir de un cuento de E.T.A. Hoffmann.
Desde
2017 la Compañía Nacional de Danza presenta esta nueva producción con
escenografía de Sergio Villegas, quien supo aprovechar al máximo los 240 metros
cuadrados a su disposición. María y Tolita Figueroa aportan un rico y variado
vestuario, confeccionado con novedosas técnicas de impresión; mientras que
Laura Rode ilumina el espacio con los actuales estándares de calidad mundial
que prevalecen en el recinto.
Bajo
la dirección artística de Elisa Carrillo y Cuauhtémoc Nájera, la CND muestra una
gran solidez técnica e interpretativa que es premiada con ovaciones constantes.
Tres semanas antes del estreno, los primeros bailarines Blanca Ríos y Argenis
Montalvo expresaron aquí mismo la satisfacción que les produce participar en un
ballet como El Cascanueces, en el que
conviven varias generaciones de bailarines. En su momento, ellos mismos
interpretaron papeles infantiles que les sirvieron de escalón para llegar al
sitio que hoy ocupan.
La
virtuosa Orquesta del Teatro de Bellas Artes, bajo la batuta del joven director
Iván López Reynoso, da esplendor a la genial partitura de Chaikovski. Muy pocas
composiciones en la historia de la música de concierto tienen tantos pasajes
reconocibles para el gran público como El
Cascanueces, y por eso algunas personas tararean en determinados momentos y
aprovechan el intermedio para acercarse al foso a felicitar a los
instrumentistas.
Detrás
de las arpas se observa la celesta, especie de armonio cuyo sonido destaca en
la mágica interpretación de la Danza del
Hada de Azúcar. El tecladista es nada menos que Duane Cochran, coreógrafo,
bailarín y pianista nacido en Detroit, Michigan, quien desde hace cuatro
décadas reside en México. Hoy porta un gorro que lo protege del frío y esa prenda
acrecienta su notable parecido físico con el finado actor Scatman Crothers (célebre
por su participación en El resplandor),
quien también era músico y bailarín.
Las
bajas temperaturas de estos días son el marco ideal para la temporada de El Cascanueces en el Auditorio Nacional,
emblema de la Navidad en la Ciudad de México desde 2001. Desde 2017, más de 200
mil niños y adultos han gozado con las aventuras de Clara, quien luego de una
alegre reunión se queda dormida y sueña que los objetos que la rodean adquieren
dimensiones gigantescas. El juguete que le habían regalado, y que da título al
ballet, se transforma en príncipe y con él viaja a un mundo feliz donde ambos son
testigos de hermosas danzas exóticas.
Al
término de la función, los aplausos parecen interminables para todo el elenco.
Iván López Reynoso abandona el foso, sube al escenario y desde ahí agradece la
participación de la orquesta, cuya labor seguramente habría agradado al
compositor nacido entre los montes Urales y cuya música jamás morirá.
Alguna
vez Chaikovski dijo que “el ballet es una ópera sin palabras”. En efecto, la
gente regresa a casa con la sensación de haber atestiguado otro tipo de arte
total. ♪
Créditos
Compañía Nacional de
Danza. Directores artísticos: Elisa Carrillo y Cuauhtémoc
Nájera. Director ejecutivo: David Bear.
Coreografía
de El Cascanueces: Nina Novak, basada
en la original de Marius Petipa y Lev Ivanov.
Arreglos
coreográficos: Compañía Nacional de Danza.
Libreto:
Marius Petipa, basado en la versión de Alexander Dumas del cuento El Cascanueces y el rey de los ratones, de
E.T.A. Hoffmann.
Diseño
de escenografía: Sergio Villegas. Diseño de vestuario y maquillaje: María y
Tolita Figueroa. Diseño de iluminación: Laura Rode.
Orquesta del Teatro de
Bellas Artes. Director concertador: Iván López Reynoso.
Música:
Piotr Ilich Chaikovski.
Página
oficial de la Compañía Nacional de Danza: https://companianacionaldedanza.inba.gob.mx/
Orquesta
del Teatro de Bellas Artes en Facebook: https://www.facebook.com/Orquesta-del-Teatro-de-Bellas-Artes-272845606099907/
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Foto: Toni Francois / Colección Auditorio Nacional. |
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