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Foto: Edgar Rubio / Colección Auditorio Nacional. |
20 de noviembre, 2019 / Función única /
3:43 h de duración / Promotor: Juan Miguel Herrera.
David
Cortés
La
embarcación está lista para partir. El puerto de salida podría ser Balboa, en
Panamá; Acapulco o Veracruz en México, o Miami, en Florida, pero nuestro
destino, el capitán nos lo hará saber posteriormente, es Hispania, esa región
imaginaria, “a la manera de Macondo de Gabriel García Márquez, en donde mis
canciones y personajes se interconectan”.
Roberto
Delgado dirige la Salsa Big Band y ésta ofrece una intro en donde se fusionan
los ritmos latinos con el funk, pero el volumen es medio. Cuando Rubén Blades
sale al escenario, la potencia arrecia y sí, con él al mando comienza la
travesía. Los trombones se encargan de aumentar la potencia, cuando trompetas y
saxos se unen, el aire expelido hincha las velas y el avance se da primero con un
cadencioso vaivén. Incluso los músicos, acomodados en tres líneas, se mueven a
destiempo, creando la imagen de un oleaje continuo.
Después
de una década el panameño regresa al Auditorio Nacional y de inmediato sus
palabras y actitud hablan de su irreductibilidad. Una vez ha cantado “Plástico”,
se acerca al proscenio y comenta: “Voy a ponerme los lentes, para no hacer una
Juangabrielada”. Cuando un pie se le atora en el cable del micrófono y está a
punto de trompicar, se le escucha decir: “Ya casi, ya casi. Prótegeme Juan
Gabriel”. Habrá más momentos en los cuales descollará su sentido del humor.
También
está su faceta de memorioso. Hay anécdotas previas en algunas de sus
interpretaciones y regularmente aparecen uno o dos nombres a cuya mención se
desata el entusiasmo de la audiencia: Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Fania All
Stars, Joe Cuba y su sexteto, Johnny Pacheco, Ray Barreto, Willie Colón… todos
ellos encargados de forjar en los años 60, 70 y 80 una transición estilística que enriqueció la música afroantillana al mezclarla con el jazz e incluso con
el rock, como lo testimonian dos joyas de Blades: Buscando América
(1984) y Escenas (1985).
Cuando
llega el momento del swing, influido por la colaboración que en 2014 emprendió con
Wynton Marsalis y la Jazz at Lincoln Center Orchestra, y luego de referirse a “un
disco ya listo para el año próximo”, recuerda a su amigo Tony Bennett y al
desaparecido Frank Sinatra. Del primero hará una versión de “Watch what
happens” y del último “The way you look tonight”.
El cantante
es ameno, posee un timing especial y sabe
administrar bien sus speeches. Quien fuera Ministro de Turismo de Panamá
en la administración del presidente Martín Torrijos, no pierde ocasión para
recordar su filia combativa: “De 2004 a 2009 estuve retirado de la música. Lo único
que cantaba era el himno nacional y lo hice con mucho orgullo, porque no hay
cosa más digna que servir a tu país y no robarlo, no ser corrupto”.
La vena
de denuncia no pesa ni parece fuera de lugar porque Blades, que debutó en el
mundo discográfico en 1970 y cuenta con más de 40 álbumes en estudio, aterriza
esos temas con canciones y personajes por todos conocidos: la adolescente
embarazada que no sabe qué hacer, la chica que es rondada por varios
pretendientes pero escapa con el peor partido, los desaparecidos y perseguidos,
el hombre que busca conquistar a su vecina a pesar de que ésta es casada…
Está
noche también se hace presente el Blades literario, el que le dijo a García
Márquez: “‘Voy a grabar un cuento corto. Le voy a poner música, lo voy a grabar
y nadie se va a dar cuenta de que es un cuento corto’. Los salseros odiaron el
disco [Agua de luna, 1986] y los intelectuales me acusaron de que le destruí
el cuento a Gabo”. Acto seguido da paso a “Ojos de perro azul”. No satisfecho
con el apunte, recuerda cuando Carlos Fuentes le dijo con admiración: “Tú
tienes que desarrollar en cinco minutos lo que yo en una novela de 200 páginas.
Eso se lo dedicas a alguien que a la mejor no lee y no solamente se aprende tu
canción de memoria, también se la aprenden la mamá, la abuelita y la hija, y 20
años más tarde todavía la cantan. Ese es el peso de tu trabajo”.
La
big band de 20 elementos apenas descansa y no obstante el ritmo candente, los
fans permanecen en sus asientos. Al comenzar las notas de “Vino añejo”, una
pareja se anima y danza en el pasillo, pero el baile no se generaliza. Todos gozan
el viaje esencialmente desde el oído.
Hace
tres horas salimos del puerto y al arrancar el tumbao de “Pedro Navaja”, la
quietud finalmente se resquebraja. A partir de ese instante y en el encore —“Buscando América” y “Patria”—
el navío es pura fiesta. Al final, cada uno, ya en su particular Hispania, se
lleva algo de los múltiples Blades que comandaron la noche: una de sus bromas,
su canción favorita, esa anécdota pícara, el don de gentes del panameño, una
gran sonrisa. ♪
Programa
Intro
/ Plástico / Pablo pueblo / Decisiones / Las calles / Ojos de perro azul / Te
están buscando / Lo pasado no perdona / Cuentas del alma / Ligia Elena / Todos
vuelven / Amor y control / Vino añejo / Juan Pachanga / Paula C / Arrallue /
Watch what happens / The way you look tonight / El cantante / Aunque tú no me
quieras / Maestra vida / Pedro Navaja / Yo puedo vivir del amor / Buscando
América / Patria.
Rubén
Blades en internet: http://rubenblades.com/
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Foto: Edgar Rubio / Colección Auditorio Nacional. |
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