17 de noviembre, 2019 / Función única /
1:20 h de duración / Promotor: Universal Music México.
Alejandro González Castillo
Campeón
sin corona le llaman al pugilista que no alcanza el cinturón de triunfador tras
bajarse del ring, pero cuyos quiebres y guantazos quedan registrados en la
memoria del público. Justo es el caso de Camila Anastasia Gallardo Montalva,
quien pese a llevarse el segundo lugar en un concurso televisivo destinado a cazar
talentos en su natal Chile, se las arregló para escalar fronteras hasta llegar
a México y encontrarse con que el Lunario se halla pleno de gente segura de que
aquel certamen debió tener otro final.
“Gracias
por permitirme estar acá, tan cerquita de ustedes. ¡Discúlpenme por estar tan
emocionada!”. La cantante se da a sí misma un par de cachetadas, expresando lo
que su corazón le manifiesta, latiendo a trote veloz: “Créanme, ¡México es uno
de los lugares más bacanes que he
conocido!”, continúa. Y no necesita explicar el significado de bacán, un localismo traducido a la
perfección cuando, con “Toditas por mí” como excusa, la audiencia describe con
puntualidad cómo se sienten “mil mariposas y monstruos, dragones saliendo de
mí”.
De
entrada, podría parecer que la de Viña del Mar está lista para seguir los pasos
de su paisana Mon Laferte, particularmente en un tema tan aplaudido como “Pa’callar
tus penas”, el cual no oculta su fuente de inspiración, “Amor completo”. Sin embargo,
conforme la cita avanza, Cami demuestra que la incorporación del folclor sureño
forma parte de una apuesta donde la rítmica propia de la cueca convive con ese
pop malherido que a RBD tan bien le resultó. La amalgama puede encontrarse en
el álbum Rosa, un trabajo que simboliza
una armadura ideal para confrontar las batallas que a todo quinceañero acechan.
Y
es que el panorama hostil que experimentan a diario los adolescentes que hoy
alzan sus teléfonos, mientras se desviven porque su voz se cuele en el video
que registran con el pulso inquieto, es retratado con eficacia en escena. Se
trata de pegarse a una guitarra para hablar de ese miedo a abandonar la niñez
con tal de encontrarse con un amor canalla (tal como ocurre en “Un millón como
tú”, interpretada con Lasso, el encargado de abrir el concierto), del ansía de
hacerse de un roce seguido de un beso (“Sonreír” aborda el tópico, con la ayuda
de Kurt) y de la posibilidad de aprender a odiar y en la trama desprenderse de
los recuerdos (“Codependientes”, firmada por José Madero, es testigo de ello).
Aunque
también hay lugar para la fiesta con cumbia y reguetón como propulsores. “Hubo
una época en la que estuve confundida”, explica la intérprete, refiriéndose a
los días en que sus composiciones rondaban la pesadumbre, y finalmente,
arropada con la tibieza de los ritmos urbanos, le dice adiós a “Un poco más de
frío” para sin pena pedir “Abrázame”. Así, prácticamente sin que nadie se
percate, es que se va desatando el twerkin´
entre los presentes, aunque con una reflexión como broche: “Hay que amar
fuerte, hay que amar duro. Ustedes amen, amen mucho, hasta que se sientan
bien”. ♪
Programa
La
entrevista / Un poco más de frío / Toditas por ti / Mi ruego / Pa´callar tus
penas / Un millón como tú (con Lasso)
/ Más de la mitad / Ven / Fuerte / Sonreír (con Kurt) / Codependientes (con
José Madero) / Querida rosa / La despedida / Aquí estoy / No es real /
Abrázame.
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