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Foto: Toni Francois / Archivo Auditorio Nacional. |
Mon Laferte: Acústico / 12 de octubre, 2019 / Dos funciones /
1:45 h de duración / Promotor: OCESA Promotora
Julio Alejandro Quijano
“¿Ustedes son los que
agotaron los boletos en quince minutos?”, pregunta Mon Laferte. Le gritan que
sí, que la vienen a ver algunos desde Monterrey y otros desde Yucatán. “Pues
justo para ustedes preparamos todo esto”, dice mientras señala las muñecas
gigantes que la rodean y cuyos regazos funcionan como sillones.
“Mis brujitas”, les llama
con cariño porque efectivamente las hizo ella en colaboración con una
diseñadora amiga suya. “Se llama Maggy y las hicimos con muchísimo amor”,
explica. Incluso horas antes de comenzar el concierto, Mon y Maggy entraron al
escenario para terminar de decorarlas. Pintaron, en cada una de ellas, dos
semicírculos a la altura del pecho y los remataron con un puntito negro. O sea
que llevan el pecho desnudo. “Se vinieron así nomás encueradas”, dice con
desparpajo. Y luego provoca: “¿Creen que yo debería venir igual?”
Este toque de audacia define
la manera en que Mon entiende su estilo y es lo que sus fans tanto adoran de
ella: es cursi pero cruda porque, ella siempre lo ha dicho, el amor es
sufrimiento.
Lo demuestra desde “Pa'
dónde se fue”, el primer tema de este concierto acústico que fue preparado para
complacer un capricho.
Pero no suyo, sino de
quienes, por ejemplo, hace cinco años la escucharon en el Parque España de la
colonia Condesa. Cuando aún estaba lejos de los premios Grammy y las
certificaciones de Platino por las altas ventas, la chilena tomaba su guitarra
y hacía shows en espacios públicos de la Ciudad de México. Aquel en el
Parque España fue de una hora con seis minutos, ante unas 300 personas que la
rodeaban en círculo y descubrían su talento.
Luego, la popularidad
masiva la arrastró al vértigo de recorrer América y Europa. “Creo que es algo
muy propio de estos tiempos, en que todo sucede muy rápido. En algunas
ocasiones pienso que deberían detenerse, ir un poco más lento porque me ha
sucedido de todo en apenas tres años”.
Por eso eligió el
Lunario. “Un espacio íntimo en el que puedo estar cerca de ustedes”.
No se refiere sólo al
espacio físico, también a la emoción compartida. Se siente tan a gusto que
cuenta el motivo de “El cristal”: “Este tema es para mi mamita Chepita, mi
abuela. Cuando murió, viajé a Chile, pero no alcancé a despedirme de ella y
sólo estuve en el funeral así que...” La pausa es un nudo en la garganta del
que no se puede deshacer. Pero a su lado está sentado Sebastián Aracena, guitarrista
chileno que se ha convertido en su cómplice desde la publicación del disco Norma,
en 2018.
Aracena la mira y sabe
que es momento de empezar a tocar para que Mon no llore. “Tú y yo, siempre
conectados”, le dice la chilena al final. Sebastián la toma del rostro para
pegar sus mejillas.
La provocación es otro
rasgo de la actitud de Laferte. Con ese espíritu lanzó en 2018 una versión en
japonés de “Antes de ti” y su arrojo la lleva ahora a hacer una interpretación
de “La vie en rose”, el himno de Edith Piaf. Adaptada a su estilo, su versión
no se puede comparar con lo que hacía El Ruiseñor Francés porque lo de
Mon es un sufrimiento perenne, tal y como lo esperaba el público que no duda en
gritarle que la aman.
El final no puede ser
otro que “Tu falta de querer”, tema que tiene 220 millones de reproducciones en
YouTube desde su lanzamiento en 2016. Durante cuatro minutos y medio, los
lafertianos se sienten a gusto gritando su sufrimiento, seguros de que sin
dolor no hay amor posible. Al menos en teoría. ♪
Programa
Pa’ dónde se fue /
Funeral / ¿Por qué me fui a enamorar de ti? / Quédate esta noche / Caderas
blancas / El cristal / Vendaval / Yo te qui / Chilango blues / Paisaje japonés
/ Mi buen amor / Flaco / Cumbia para olvidar / La vie en rose / El gavilán /
Amor completo / Tormento / Tu falta de querer.
Mon Laferte en instagram:
https://www.instagram.com/monlaferte/?hl=es-la
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Foto: Toni Francois / Archivo Auditorio Nacional. |
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