17 de agosto, 2019 / función única /
2:30 hrs. de duración / Promotor: Primera Salida.
Alejandro González
Castillo
Todos
han oído hablar de ellos, los han señalado para discutir respecto a su obrar cotidiano,
para elucubrar de qué viven y cómo se relacionan entre sí. Desde hace tiempo los
millennials son sujeto de atención de
los adultos, quienes apenas pueden comprender a una generación que no está
obsesionada con formar una familia para sentarse a ver el televisor los fines
de semana, sino lista para hacerse del teléfono celular más codiciado en los
escaparates para vivir pegada a él.
Otra
cosa que los mayores no consiguen asimilar es el hecho de que la también
llamada “generación smartphone”
desconozca prejuicios a la hora de escuchar música. A muchos les resulta
inadmisible que a los chicos poco les importen géneros y épocas, nombres y
nacionalidades, y que consideren que si de acordes se trata, todo es disfrutable.
Así de simple. El grupo de jóvenes que hoy se presenta bajo reflectores es
prueba fiel de lo escrito, pues lo mismo recurre a éxitos de Gloria Trevi y
Katy Perry, que a sencillos firmados por The Black Eyed Peas, Lady Gaga y
Robbie Williams con tal de mostrar sus aptitudes en escena.
Ada
de Arana, Marshall, Ángeles Ortiz, Fer Caballero, Moyo, Giuly Baraldi y Steph
Egry forman parte del talento que Campus on Stage (“la plataforma más
importante de desarrollo artístico dirigida a estudiantes universitarios”,
según informa su sitio oficial en la red) proyecta. Las herramientas de los
muchachos: un guardarropa forrado de chaquira donde lo mismo hay cuero que
nylon, ensayadas coreografías, discursos que apelan al extravío amoroso y a la
caza de esperanzas en el horizonte y, lo más importante: una actitud retadora
que tiene encantado al público que celebra con porras lo que entre compases
sucede.
Con
tal de que todo quepa en el mismo cajón, los vocalistas eligen desempeñarse en
escena como una mezcla entre OV7 y Timbiriche con el auxilio de un conjunto de
músicos de perfil rockero, aunque finalmente no consiguen ocultar que su
influencia más grande se encuentra en lo hecho por RBD. En ese sentido, de los
artífices de “Un poco de tu amor” retoman el uniforme escolar y dos temas con
los que orillan a la audiencia a activar luces telefónicas y mecerse antes de
que las formas de Moderatto se impongan y repitan aquello que reza “no es que
sea mala onda, pero te lo voy a decir: de alguien me he enamorado y con más
fuerza que de ti”, con la inclusión de un guiño a Billy Idol y su “Dancing with
myself”.
El
cierre del concierto muy probablemente revele el año en que varios de los que
bailan y cantan nacieron: “En el 2000”. De paso, la canción de Natalia
Lafourcade explica con precisión el choque de sentimientos que tener alrededor
de veinte años genera. “Ya no soy la infantil criatura, la inocencia se acabó”,
interpretan antes de despedirse, aceptando al mismo tiempo que, pese a contar
con información que antes nadie tuvo, así, al alcance de sus manos, con apenas
un clic como intermediario,
igualmente la incertidumbre respecto al futuro jamás estuvo tan acentuada. De
modo que cantan agridulcemente, entre mortificados y resignados, mientras los
adultos continúan observándolos con intriga: “y a ver, a ver qué pasa en el
siguiente día”.
Programa
Poker
face / Rolling in the deep / Hot ‘n’cold / Rock DJ / Single ladies / Quererte
bien / El sol no regresa / Cinco minutos / No me digas que no / Muriendo lento
/ Bad romance / Pricetag / Ghost / Love today / Tik tok / Burning up /
Beautiful / Because of you / A thousand miles / Hurricane / Te pido / Intocable
/ Perfecta / Yo quisiera / Ni una sola palabra / Caraluna / Todavía /
Enloquéceme / Sálvame / Sólo quédate en silencio / Ya lo veía venir / I gotta
feeling / En el 2000.
No hay comentarios:
Publicar un comentario