Foto: Fernando Aceves / Colección Auditorio Nacional. |
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28 y 29 de junio, 2019 / Dos funciones / 3:10 hrs. de duración /
Promotor: OCESA Promotora S.A. de C.V.
Alejandro González
Castillo
Ardían
las redes hace unas cuantas semanas. ¿Cómo era posible que Metric le abriera un
concierto a Zoé? “¡Debería ser al revés!”, exclamaban varios sin saber que
Emily Haines y los suyos llevaban tiempo de gira por Estados Unidos y Canadá,
acompañados, además de los mexicanos, por July Talk.
Se
trata pues, de compartir el escenario y pasarla bien bajo reflectores debido a
que, además de la camaradería que une a las tres bandas, sus respectivos
perfiles sonoros se ligan armoniosamente. Esta noche, el liderado por Leah Fay
y Peter Dreimanis no pasa lista. Sin embargo, el par restante se anuncia listo
para dar fin a la aventura que significó para León Larregui y sus colegas
presentar Aztlán, su álbum más
reciente, en ciudades como París, Bruselas, Querétaro, Madrid, Toronto, Londres
o Bolivia.
Acompañada
de James Shaw, Joshua Winstead y Joules Scott-Key, Emily comienza la noche
esforzándose por cantar y al mismo desmoronar los fundamentos de la ley de la
gravedad. Sus saltos se sincronizan con el ritmo que Joules y Joshua urden
mientras James pisotea su pedal de distorsión, hilando los riffs que orillan al público a inaugurar en los confines de su
butaca una diminuta pista de baile.
El
cuarteto trae entre manos Art of doubt,
un plato donde los modos ríspidos de The Kills y las maneras afables de
Ladytron se cruzan al darle forma a temas como “Dressed to suppress” y “Now or
never now”, ejemplos de un cancionero que elude artilugios virtuales, que
prefiere forjarse con puro músculo y que en “Black sheep”
alcanza la cima cuando la rubia, desde el teclado, emula las figuras que
Shaw en su instrumento forma.
“Esperamos
haberlos inspirado a tomar acciones en sus vidas”. Así se despide Haines tras
echarse la del estribo entre estrobos mientras el público que aguardaba el fin
de la primera parte del concierto, cómodo en las barras que se encuentran en el
vestíbulo, va abandonando sus tragos.
De
pronto, ni un hueco queda libre en los asientos y pocos se reservan las ganas
de manifestar su ansia con gritos. Entonces, tal como en junio del año pasado
ocurrió, cuando los autores de “Soñé” cortaron el listón inaugural de su
naciente gira, de las bocinas del foro emerge la voz de María Victoria
interpretando “Cuidadito”. La sabrosura vocal de la jalisciense anuncia la
llegada de Ángel Mosqueda, Sergio Acosta, Rodrigo Guardiola y el mencionado
Larregui, mientras el lugar de Jesús Báez es ocupado por Andrés Sánchez.
El
del micrófono habla antes de que la nave que comanda inicie su viaje: “Estamos
muy contentos de cerrar esta hermosa gira en un recinto tan significativo para
todos”. De esta forma, con “Venus” como excusa, el cantante baja por vez
primera a saludar al público, acción que repetirá varias veces para también
hacer externar las cavilaciones que tuvo mientras se la vivía entre aviones,
autobuses y pruebas de sonido, todas referentes al paso inescrutable del
tiempo.
En
ese sentido, si bien la banda pone foco en su más reciente disco, también
repasa “Corazón atómico” y “Polar, “sacadas del baúl, de la época en que
ustedes y nosotros éramos más jóvenes”, tal como relata el de las gafas cuando
acepta que, al igual que al público, le hace bien regresar a esas viejas
tonadas.
Con
una inmensa pirámide invertida a sus espaldas, a veces operando como el ojo de
un telescopio y en otras como el monitor de un videojuego, el quinteto pasa de
la crítica social “(No hay mal que dure”) al gozo químicamente puro (“Fin de
semana”), así como del desaliento que del desamparo nace (“Azul”) a la
celebración de las curvas y rectas que la silueta femenina posee, ya con el
auxilio de Meme del Real en teclados (“Paula” y “Poli”).
Sin
embargo, más allá de los éxitos coreados exclusivamente por la audiencia (“Vía
láctea”, “Labios rotos”, No me destruyas”), sobresale la presencia de “Temor y
temblor”, viaje psicodélico ideal para ambientar un paseo por soleados mares de
arena, y “Renacer”, donde el espíritu del Billy Corgan más electrónico va
perdiendo palidez para, hacia el final, ponerse respondón con guitarras que los
integrantes de The Jesus and Mary Chain aprobarían.
“Tengo
miedo de quedarme dormido al lado de tu juventud”, recita León, aludiendo a la
letra de “Oropel”, considerando que está bien mirar al pasado, pero sin echarse
a contemplarlo durante toda la vida. “Es que esa canción nos representa hoy
día”, continúa sin dejar de reírse, satisfecho no sólo por el kilometraje
andado a últimas fechas, sino por lo recorrido durante más de veinte años de
historia musical.
Que
sus amigos canadienses regresen a escena para todos juntos interpretar una
brava versión de “Love” funciona de maravilla para que los fans se vayan a casa
tranquilos. Porque si bien ya se dijo que los días corren con la fuerza de un
cohete cruzando la atmósfera, el viaje, se platica a modo de adiós, continuará
más allá de las nubes: “Sí, nos estamos haciendo viejos, pero hasta que nos transformemos
en un bulto de huesos aquí vamos a estar”. ♪
Programa
Metric: Breathing
underwater / Gimme symphaty / Cascades / Dark saturday / Gold gun girls /
Dressed to suppress / Black sheep / Help I’m alive / Now or never now.
Zoé: Venus
/ No hay mal que dure / Últimos días / Azul / 10 AM / Nada / Arrullo de
estrellas / Renacer / Fin de semana / Corazón atómico / Temor y temblor / Vía
Láctea / Labios rotos / Hielo / Con Meme del Real:
Paula / Poli / Polar / Oropel /
Luna / No me destruyas / Soñé / Con Metric: Love.
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