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Foto: Marie Pain / Colección Auditorio Nacional. |
6 de junio, 2019 / Función única / 1:25 hrs. de duración /
Promotor: Paula Elisa Narea Schrebler
Alejandro González Castillo
Cuentan
que varios de los temas que se encuentran en su primer álbum, editado hace 12
años, fueron escritos en “la playa viendo pasar las niñas por la orilla”,
aunque en otras ocasiones tuvieron su semilla de “fiesta por las calles”. Es
decir, desde siempre el sol, las risas y las olas han definido su perfil lírico;
composiciones que, además de las que en su debut homónimo presumen, a la fecha se
encuentran en tres discos: El misterioso
caso de…, Tiembla la tierra y Barrio Las Banderas. Y vaya, ¿de qué
otra forma podría ser, si Javier Moreno (batería), Iván Torres (voz y guitarra),
Arturo Sosa (bajo) y Nau Barreto (guitarra) provienen de Canarias?
“Cuando
un músico sueña con hacerse grande, lo que desea es que llegue el día en que
pueda decir: ¡Buenas noches, Madrid, Nueva York o México! Así que no saben lo
que significa para nosotros poder hacer esto ahora: ¡Buenas noches, México!” Una
vez que se coloca frente a los micrófonos, el cuarteto explica que la de hoy es
una cita ansiada y que no habrá fenómenos naturales que impidan pasarla bien.
Para demostrarlo, el grupo recurre a “Tiembla la tierra” y “No importa que
llueva”, donde se define que los problemas más graves se transforman en rabietas
infantiles si se tiene al lado a la persona indicada.
Los
grancanarianos dan saltos sin que sus sonrisas se desdibujen, haciendo una
invitación a la que al público le resulta imposible negarse, porque, ¿quién no
quisiera que le regalaran una casa junto al mar donde jamás faltase “café por
las mañanas, un buen libro y un sillón”? “¡Ay, bendita mi felicidad!”, exclama
Torres al deshacerse de sus gafas anaranjadas para luego quejarse de que no les
ve las caras a quienes le aplauden y de inmediato ponerle solución al asunto,
llevando a cabo una expedición bajo escena para prestarle el micrófono a los fans
que aprovechan para tomarse la selfie.
La
excursión resulta tan gratificante, que el de la voz se anima a pedir cuatro caballitos
con tequila, para con sus colegas hacer un brindis. “Hombre, esto me sienta
bastante bien”, acepta el cantante al sorber para agarrar valor y dar el
siguiente paso: “Como que hace falta un poquito de perreo, ¿no?”.
Es
así como un reguetón llamado “Pequeña” alza la mano para formarse tras el ska
propuesto por “Imagina”, el pop à la Elefante proferido en “Salvajes
irracionales”, la rumba impulsada por “Cuando me siento bien” y el reggae
trazado en “Si te vienes a bailar”. Se resuelve entonces que “el Efecto Pasillo
es terapéutico” y para acentuar su poder se recurre a “Don’t stop the party”. Así,
al grito de “¡Que no pare la fiesta!”, el Lunario parece encontrarse en la
playa, lejos del caos citadino.
“Quiero
tocar el cielo azul”, canta Iván señalando el techo del foro, y la gente se
figura que el sol apenas va escondiéndose por el horizonte. “Si nos lo
imaginamos, podemos hacerlo realidad”, advierte el del sombrero, y todos le creen,
por eso alzan los brazos en el aire mientras bailan, haciendo su mejor esfuerzo
con tal de que así suceda. ♪
Programa
Las
banderas / Funketón / Tiembla la tierra / No importa que llueva / Imagina / Si
te vienes a bailar / No hay nadie en el mundo / Salvajes irracionales / Si tú
no estás / Cuando me siento bien / Pequeña / Carita de buena / Don’t stop the
party / No te enamores / Pan y mantequilla.
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