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Foto: Marie Pain / Colección Auditorio Nacional. |
Lunario presenta: Ópera para niños - Carmen de George Bizet /
24, 31 de marzo y 7 de abril / 1:10 hrs. de duración / 3 funciones /
Promotor: Fideicomiso para el Uso y Aprovechamiento del Auditorio Nacional.
Julio Alejandro Quijano
Flores
Dos
hermanas pelean. Las dos quieren ser Carmen y compiten a gritos con los versos
que acaban de aprender: “El amor es un pájaro rebelde / que nadie puede dominar”.
Aunque
no hablan francés —idioma en el que George Bizet escribió esta ópera sobre una
cigarrera sevillana—, las niñas lo memorizaron gracias a los subtítulos que se
proyectan en la pantalla central, donde también se muestran animaciones
digitales que funcionan como escenografía.
Hace
144 años, Carmen escandalizó a la
sociedad francesa. No hubo ovaciones en su función de estreno el 3 de marzo de
1875 y hacia el final de la temporada, en la Ópera Cómica de París los
taquilleros salieron a la calle a regalar boletos.
La
causa de su fracaso no fue musical. Bizet había escrito una habanera que se
impregnaba en el oído y una seguidilla irresistible. Lo que no pudo soportar el
público es que fuera protagonizada por una mujer libre, capaz de elegir al
hombre que ama y también para abandonarlo cuando se enamora de otro.
Quienes
presencian esta nueva versión producida por Arpegio en la temporada de Ópera
para niños muy pronto se dan cuenta de que esta cigarrera que recorre la ciudad
de Sevilla con una flor en la mano está destinada a ser heroína. “¡Ayúdala, sácala
de la cárcel!”, gritan muchos desde su silla cuando don José, el soldado a
quien primero ama Carmen, la tiene que encerrar en el calabozo por una pelea
callejera.
Las
niñas no son las únicas que encuentran razones para emocionarse con la historia
de esta mujer a la que le espera un desenlace trágico. Los niños también se
entusiasman y se aprenden el estribillo del aria con la que aparece Escamillo,
el torero que triunfa en la Real Plaza de Sevilla y que es el segundo gran amor
de Carmen. “Toreador, toreador”, repiten a gritos para convertirse en público
de la plaza.
El
momento dramático provoca silencio. Ahí está Carmen que trata de zafarse de don
José, a quien ya no quiere porque ahora la espera el torero Escamilla después
de su triunfo en el ruedo. Pero el soldado no está dispuesto a ser “burlado por
una cigarrera”.
El
desenlace de la riña genera el grito de niños y niñas. A todos les sorprende el
final que ha elegido la cigarrera: “Prefiero morir antes que perder mi
libertad”.
El
impacto del final se disuelve pronto porque se escucha de nuevo la habanera y
la compañía en pleno se reúne para agradecer los aplausos.
Casi
siglo y medio después de su estreno, la ópera de Bizet aún cumple con su
cometido. Las niñas quieren ser como Carmen: libres como un pájaro. Y en esta
época en que la mujer busca maneras de equilibrar su papel en la sociedad, no
deja de ser esperanzador que los niños vean que el sueño de ellas es ser como
aquella sevillana que elegía libremente. ♪
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Foto: Marie Pain / Colección Auditorio Nacional. |
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Foto: Marie Pain / Colección Auditorio Nacional. |
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