Alma / 31 de enero, 2019 / Función única / 2:13 hrs. de duración /
Promotor: Fideicomiso para el Uso y Aprovechamiento del Auditorio Nacional.
Gustavo Emilio Rosales
El cuerpo de Marién
Luévano, bailaora, en plena acción artística, no sólo se transforma; deviene,
en y para sí mismo, por completo, dispositivo orgánico de transformación. Modifica su entorno, convierte en luz el aire, en afectos diversos la superficie
terrenal por la cual deambula, zapatea y se planta, firme pero dinámica, como
figura seminal del poema “Piedra de Sol”
de Octavio Paz (“un árbol bien
plantado mas danzante...”), en un acto asombroso de creación que del todo
justifica su palabra bautismal, Alma.
Bajo la dirección
escénica de la especialista en artes del movimiento, de origen alemán, Nora
Manneck, Marién Luévano articula este espectáculo a través de la estructura
dramatúrgica de un viaje iniciático en el que las direcciones del espacio simbolizan
condiciones del cuerpo y fuerzas de la naturaleza.
Alma comienza con un cuadro de realidad contundente,
identificada con los poderes de la masculinidad, definido por un telón de fondo
blanco, delante del cual resaltan las presencias de cinco músicos vestidos de
negro, colocados en fila horizontal, y con la presencia de Marién
interpretando, con indumentaria tradicional de flamenco, en color rojo
profundo, un ritmo o palo poderoso, denominado farruca, y termina con una
escena intensa, donde la bailaora y los ejecutantes del sonido parecen diluirse
ante la aparición de un paisaje cósmico que los va envolviendo conforme su
proyección se torna más y más definida.
Hay dos columnas de
significación que sostienen este ofrecimiento artístico y lo conducen hacia un
horizonte afortunado, a juzgar por la reacción del público numeroso, que
festeja con aplausos y jaleos (una bonita costumbre dentro del ambiente
de baile flamenco, que consiste en emitir gritos de ánimo hacia la bailaora o
bailaor, celebrando su hermosura, donaire y talento en la interpretación) la
multiplicidad de etapas fogosas que pululan en Alma.
Se trata, por supuesto,
del genio creativo de Marién, que logra una propuesta de alta inventiva, con
elementos de movimiento innovadores —uso de la presencia fija como mapa de
emociones; giros de torso, caderas y cabello, en vez de recurrir a un abundante
zapateo; proyección energética de movimientos subjetivos, que amplifican la
evidencia de la fisicalidad—, los cuales sitúan a este espectáculo como la primera
gran función dentro de su género en la Ciudad de México, en lo que va del aún
flamante 2019.
El segundo eje principal
de esta propuesta es la maestría interpretativa de los músicos. Los
guitarristas Ricardo Sánchez y Gerardo Amézquita El Carrizo, demuestran un nivel virtuoso, desde donde consiguen un
cuadro memorable de diálogo instrumental. Por su parte, sin tener una
intervención protagónica, el contrabajista César Martínez Vázquez y el
violinista Ulises Martínez Vázquez, aportan riqueza de coloraturas y ritmos que
amplían la paleta acústica de la tradición del flamenco hacia territorios de la
llamada música de fusión, que mucho debe a las capacidades de improvisación
rítmica del jazz.
Mención especial merecen
los cantaores Mario Díaz y José Díaz, Cachito,
padre e hijo, respectivamente, quienes dialogan con los bailes de Marién como
si de personajes de un drama épico se tratara, dando rumbo de éxito al
dispositivo escénico cuidado por Nora Manneck mediante un estilo despojado de
artificios, que deposita su compromiso expresivo en la potencia artística de
los intérpretes.
Resulta conmovedor
apreciar la genuina entrega en creación de la coahuilense Marién Luévano, quien
se dirige hacia el final de su propuesta empapada por una pasión creciente,
donde los procesos —emotivos, físicos, conceptuales— de convertirse en danza la
proyectan poéticamente como un gran árbol de sangre, sudor y ventolera. Alma
confirma que las sesiones coreográficas que ya son parte constitutiva de las
agendas del Lunario no se remiten a un mero entretenimiento, sino que conforman
un sistema orgánico central que significa la mejor calidad de vida de la danza
escénica en nuestra hermosa y tremenda ciudad capital. ♪
Programa
Farruca, rumbo del
oriente, lo masculino / Dueto de guitarras, transición / Taranta, rumbo de las
estrellas / Soleá por bulerías, rumbo del poniente, lo femenino / Pasaje
instrumental, el rumbo del corazón / Siguiriya, rumbo del norte, la muerte y la
transformación / Solo de cante, abajo, el rumbo de la tierra / Alegrías, rumbo
del sur, la voluntad, el colibrí.
Página oficial de Marién
Luévano: http://marienluevano.com.mx/
No hay comentarios:
Publicar un comentario