And the winner isn’t Tour / 18 de noviembre, 2018 / Función única /
3:55 hrs. de duración / Promotor: Adrián Magaña Macedo.
Un
domingo a las seis de la tarde es buen momento para estar en casa, comer
churros con chocolate y ver una película. Tal recomendación está bien para
gente tranquila o que ya está cansada del trajín, pero no para jóvenes con pilas
alcalinas a quienes les parece mejor salir a calle y dirigirse al Lunario para
bailar y brincar a ritmo de ska y punk.
La
muchachada ha venido a ver y escuchar al grupo italiano Talco, pero aceptan de
buena gana que abran la sesión los tlalpeños de The Koartadas y los panameños
de Fireage.
El
sexteto veneciano se caracteriza por unas letras que combaten el racismo, la
xenofobia y el capitalismo salvaje, pero eso no impide que su música sea no
sólo festiva sino de circense jolgorio desatado. Y si a eso se le agrega que
por unos momentos aparecen en el escenario con máscaras de Fishman, Rayo de
Jalisco, Dr. Wagner, Myzteziz y Súper Muñeco, entonces pareciera que estamos en
la Arena México, en una lucha cuerpo a cuerpo como la que en realidad se
produce a ras de suelo, a la hora del slam.
Bajo
las máscaras están los rostros de Dema (voz, guitarra), Ketto (bajo), Nick
(batería), Jesús (guitarra), Rizia (trompeta) y Tuscia (saxofón tenor), quienes
tienen como símbolo una bandera pirata que habla por sí misma. Navegan a
contracorriente en una época caracterizada por las estrellas de plástico
multimedia, tal como lo expresan en “La verità”.
Odian
el futbol soccer porque ese deporte suele ser instrumento de enajenación
colectiva, pero aman el juego cuando alcanza el nivel del arte y por eso
escribieron “La mano de Dios”, en honor a un tal Diego Armando. Los mexicanos
conocen la letra y gritan el estribillo con el apellido trunco: “¡Maradó,
Maradó!”.
Los
de Talco también son fans de un
equipo alemán de la segunda división, famoso por su espíritu antifascista, al
que dedicaron “St. Pauli”, tema que en Reforma y Campo Marte es coreado como
himno por cientos de voces.
Este
grupo surgió en 2012 y desde entonces ha grabado siete álbumes: Tutti assolti (2004), Combat circus (2006), Mazel tov (2008), La cretina commedia (2010), Gran
galà (2012), Silent town (2015) y
And the winner isn’t (2018); este
último es el motivo de su actual gira, pero el programa incluye piezas de toda
su carrera.
Aceptan
influencias de Mano Negra, Ska-P y The Clash, y admiran a Bob Dylan. Hoy
debutan en México y dicen sentirse como en casa, aunque el vocalista confiesa
que la altitud de nuestra ciudad les está cobrando factura. Esa circunstancia no
parece incidir en el ritmo vertiginoso de las canciones y en los altísimos
decibeles que brotan de unas bocinas que más bien parecen turbinas.
“Bomaye”
está dedicada a Muhammad Ali, el boxeador más grande de la historia, icono de
la resistencia antirracista en el país más poderoso del planeta.
La
despedida llega con “The Trooper”, un cover
de Iron Maiden en el que los europeos se dan el lujo de incursionar en el metal
y le dan sabor a lasaña. (F.F.)
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