Gira Emociones / 9 y 10 de noviembre, 2018 / Dos funciones /
2:17 hrs. de duración / Promotor: Ocesa Promotora S.A. de C.V.
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Gustavo Emilio Rosales
“Madame Bovary soy yo”, dicen
que decía el escritor francés Gustave Flaubert acerca de su conocido personaje,
emblema de la literatura realista. Roberto Carlos puede afirmar algo similar
con respecto al dilatado conjunto de temas que lo han hecho mundialmente
famoso, pues aunque se trate de composiciones realizadas por diversos autores,
algunos de ellos ya fallecidos o desdibujados por el tiempo y el olvido —Gaetano
Totó Savio (“El gato que está triste y azul”), Erasmo Carlos (“Detalles”),
Manuel Morais (“Jesús Cristo”) y Caetano Veloso (“Fuerza extraña”), entre otros—,
se les identifica plenamente con la interpretación de este cantante brasileño que,
pese a haber perdido parte de una pierna a edad temprana, sabe pararse con
fortuna ante cualquier tipo de público.
Y así se planta hoy Roberto
Carlos, con la seguridad absoluta de ser lo que ha hecho (cada coloratura, cada
acentuación; cada particular fraseo, matizado por una nada cándida tendencia a
usufructuar la densidad melancólica del portuñol)
ante casi 10 mil personas que le consagran un adoratorio colectivo hecho de
aplausos, silbidos, llantos, suspiros, gritos de “¡Te amo!” a voz en cuello y
silencios atentos que definen a profundidad el concepto embeleso. Este hombre, vestido de azul —tono que, según ha dicho,
le ayuda a combatir los desgarros del trastorno obsesivo-compulsivo que a sus
77 años aún padece—, sabe que su mera presencia es un cancionero en el que se
reconocen las partituras sentimentales de al menos tres generaciones de
habitantes de dos Américas coexistentes: la hispanohablante y la determinada
por la lusofonía o práctica del portugués como lengua oficial.
Es profeta, en su tierra y fuera
de ella. Encabezó en Brasil el movimiento de la nueva canción pop, mezclando
tinturas de romanticismo exacerbado con panfletos abiertamente religiosos, a
ritmo de funk. Estratégicamente, cuidó de celebrar un pacto de no invasión
territorial con los capos de la bossa nova (João Gilberto, Tom Jobim y Vinícius
de Moraes), procurando ampliar al máximo su creciente leyenda como el Rey
Blanco de la balada brasileña, una figura que tiene raíces en el patrimonio
simbólico con el que Brasil ha construido su complejo imaginario como estado-nación.
Estos aspectos salen a relucir ahora, cuando el cantante de doble nombre,
apellidado Braga Moreira, pone al sol del sentimiento público numerosos éxitos,
uno tras otro, sin esperar petición alguna referida a complacencias. No hace
falta pedir, el monarca se define como tal por ser dador: brinda un repertorio
pleno en hitos artísticos, similar al de su concierto de hace un par de años en
Jerusalén, con la diferencia de que en lugar de entonar la tradicional canción
israelí “Yerushalayim shel zahav”, como lo hizo en aquella
ocasión, ofrece ahora una versión vivaz de “Jesús Cristo”, que rebasa los 10
minutos debido a que numerosos asistentes se han acercado espontáneamente hacia
el proscenio, para corear el estribillo correspondiente como si de un salmo se
tratara, mientras que el intérprete, con imperturbable parsimonia, reparte
flores, rojas y blancas rosas, de mano en mano; fortalecimiento indiscutible de
su imagen como embajador de paz, merecida en México por la elección de su tema “Amigo”,
como himno de cobijo para la primera visita a nuestro país de Karol Wojtyła, el
llamado “Papa Viajero”, en 1979.
El ritual se completa con la
expresión cuidada de un tema que forma parte de la nueva producción musical de
esta singular estrella, mitad Casanova y mitad pastor de almas, Amor sin límite. Se trata de “Esa mujer”,
un dueto con Alejandro Sanz, quien aparece en video para consolidar un momento cumbre
de este recital de amor y buenos sentimientos —no necesariamente se trata de lo
mismo—, que durante todo su tiempo ha sido sostenido por los formidables
músicos que desde hace lustros acompañan a Roberto Carlos (un 70%,
aproximadamente, de la legendaria formación conocida como RC9), con el
tecladista Tutuca Borba como general en jefe del característico sonido saudade (el intraducible espesor de
nostalgia existencial de la cultura luso-brasileña), y bajo la dirección
maestra y con arreglos de Eduardo Lages, quien ha sido para el protagonista de
esta cita lo que Eduardo Magallanes fue para el recordado Juan Gabriel: su faro,
confidente y firme columna musical. ♪
Programa
Obertura latina / Emociones / ¿Qué será de ti? / Cama
y mesa / Detalles / Desahogo / Lady Laura / Mujer pequeña / Propuesta / Cóncavo
y convexo / Mi cacharrito / El gato que está triste y azul / Este tipo soy yo -
Esa Mujer - Llegaste / La distancia / El día que me quieras / Amigo / Jesús
Cristo / Amada amante / Un millón de amigos / Solamente una vez.
Sitio oficial de Roberto
Carlos: https://www.robertocarlos.com/es/
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