15 de noviembre, 2018 / Función única /
1:50 hrs. de duración / Promotor: Alejandro de la Cuesta.
Alejandro González Castillo
En
mayo de 2011, Héctor Carrillo, Timo Pacheco y Saúl Castillo hicieron pública su
decisión de abandonar Salón Victoria, grupo del cual fueron fundadores.
Hablaron entonces de diferencias irreconciliables con el resto de sus
compañeros y de la necesidad de seguir adelante “con un nuevo proyecto”, un
plan que concretarían con el nacimiento de Los Victorios.
Desde
entonces, el trío ha editado un par de álbumes, sin embargo jamás ha ignorado
lo construido en su combo seminal. Es Timo quien esta noche sintetiza la
historia que él y sus colegas han protagonizado: “Empezamos a tocar hace como veintidós,
veintitrés años, después vino una ruptura y hubo algunos que se fueron. Pero
para nosotros la música es más fuerte que el ego y la envidia”.
El
guitarrista tiene razón. En el repertorio que hoy se ejecuta no hay espacio
para discordias, sino para un ska trepidante con letras que hablan de los temas
preferidos por los autores de “Bateo lloré”: el amor convulso y la francachela
de madrugada. Por su parte, los canticos propios de estadio futbolero son
frecuentes, así como los gritos que los mariachis en Garibaldi suelen soltar
entre coplas.
Respecto
al ritmo que en México popularizara Toño Quirazco en los años sesenta, hoy se
descubre enriquecido con swing, punk, reggae y rap, una mezcla que el público
recibe practicando skanking al tiempo
que conoce, de la voz del guitarrista, cuánto se le estima: “Saben que ustedes
son mucho más que fans, en realidad son nuestra familia”.
A
lo largo del concierto se homenajea a Café Tacvba y a Ganja; de los de Satélite
se citan algunas estrofas de “Las flores” y de los segundos ciertos coros de
“Caminando”, todo mientras “Sol de medianoche” suena y se propone hacer un brindis
en la playa. Aunque también se recuerda a Karina con “Oh Carol” y al filme Perfume de violetas (Maryse Sistach,
2001), en cuya banda sonora Salón Victoria participó con “Si tu boquita fuera”,
hoy responsable de que el suelo del Lunario se cimbre ante los saltos de los
presentes.
Ante
el frenesí del público Saúl deja su teclado para invitar a una chica al escenario
y así bailar juntos. “Todos eskankean
porque la noche está puesta, ¿verdad, gente?”, pregunta Héctor antes de
confesar que hace meses no se toma “ni una cervecita”, pero que esta vez el
momento lo merece.
Carrillo,
Pacheco y Castillo formaron parte de una camada de músicos que a finales de los
noventa dieron vida a un movimiento que, con sede en la capital mexicana, brindó
identidad a una generación que así como adoptó ciertos rasgos de la estética 2 tone, encumbró a Elmo (el personaje de
Plaza Sésamo) como el embajador de
algo que terminó denominándose ska-mex. De modo que se trata de tres
sobrevivientes de una era que muchos añoran y por eso cuando Héctor solicita
tomarles una foto a sus compañeros y fans
—“porque si esto no aparece en Instagram quiere decir que jamás pasó”—,
preparan su mejor pose.
“Queremos
ver que toda la pandilla forme un círculo de paz, porque ya nos vamos”, comenta
el cantante antes de arrojar unas cuantas camisetas a la gente y que el último
baile suceda. Nace entonces una dislocada danza, una acelerada bullanga que
pone a todos a sudar. Se clausura así la noche, con un aquelarre rítmico
llamado “Satan’s swing”, una canción que hasta al príncipe de las tinieblas
pondría a bailar, tal como los de Madness hacían en su mejor época. ♪
Programa
Anestesia
/ El mareo / La caída y la gloria / A tu lado / Medicina / Oh Carol / Peor
momento / Bateo lloré / Gato hipnotizado / Nasty uncle hippie / Temas profundos
/ Cupido en la barra / Impermeable / Si tu boquita fuera / No te olvidé / Sol de
medianoche / Yo estoy bien / El vino / Yo no bebo / La noche estaba puesta /
Psicótico / Mil coyotes mariguanos / Satan’s swing.
Los
Victorios en Facebook: www.facebook.com/LOSVICTORIOS
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