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Foto: Sergio Bautista / Colección Auditorio Nacional. |
En concierto. Romántica / 22 de junio, 2018 / Dos funciones (19:00 y 23:00 horas) /
2:15 hrs. de duración / Promotor: Hugo Michelle Mejuto Sandoval.
2:15 hrs. de duración / Promotor: Hugo Michelle Mejuto Sandoval.
Gustavo Emilio Rosales
Pasan los años. Las palabras
con que ella nombra los accidentes del fenómeno más importante para la vida de
millones de personas son pocas y de reiterada aparición en su extenso
repertorio lírico: amor, dolor, traición, entrega, esperanza y herida. El aún
potente alcance de su voz y una fina destreza para sostener el canto desde una
bien articulada columna de sensaciones y sentimientos a flor de piel hacen que
Dulce anime el pacto de renovación que desde 1974 tiene con el género de la balada,
materia inevitable de nuestra educación emocional.
“Me puse Dulce porque pensé
que nadie se interesaría en una artista que se llamara Bertha Elisa Noeggerath
Cárdenas”, declara, visiblemente feliz por la dicha también evidente de sus
admiradores, que han acudido en gran número para rendir homenaje a quien
vindicara vocalmente la figura de la mujer que, con pleno conocimiento de
causa, se entrega sin reserva a pasiones lacerantes. “¿Será que lo mío es una
especie de masoquismo musical?”, pregunta al viento, sin esperar otra respuesta
que no sea el previsible aullido de la multitud estimulada por una voz y un
cuerpo que parecen desobedecer abiertamente los mandatos del tiempo.
En efecto, la cantante
tamaulipeca aún posee una presencia que exuda salud y belleza: un
cuestionamiento físico a los dogmas de la madurez transmutado en desplante
seductor gracias a la permisividad visual de la indumentaria elegida, que
abunda en espacios vacíos y transparencias. Son múltiples y efusivos los
piropos, mas nunca asoma entre ellos el ultraje o la vulgaridad. ¡Qué
estimulante resulta constatar que el respeto y la admiración estética hacia el
otro pueden darse al unísono, sin filos ni estigmatización!
Apoyada en el imán que es ella
misma, Dulce demuestra que tampoco su voz ha caducado. La amplitud de rango
acústico, el timbre alto sin distorsión y el derroche de impulso pulmonar están
también presentes, y en ocasiones especiales provocan que la humanidad situada
frente a la protagonista y a la oncena de buenos músicos que la acompañan (al
piano, percusiones diversas, coros, instrumentos de cuerda y de viento) se
levante al unísono, como si fuera una marea.
Surge un ritual cada que el
corazón actualiza sus haberes y deberes. Dulce lo sabe y verbalmente ofrece
complacer a quienes aquí han venido para hacer efectivo ese inventario, y de
tal manera propiciar que el concierto devenga ceremonia. Trae consigo los
éxitos de su discografía (el término es literal: la mayor parte de su historia
musical quedó impresa en discos de vinilo), canciones conocidas en las voces de
Camilo Sesto, José José, Franco de Vita; y una estela de boleros que ofrecen un
guiño cómplice a los correligionarios de quien manifiesta sentir ya la
transición de haber sido Dulce para llegar a ser, en sus palabras, “mujer de
caramelo macizo”. Música que no por sencilla pasa por ser simple, y no por
cursar temas de amargura condesciende al amargor; un concierto con alma de
golosina manufacturada en el recuerdo. ♪
Programa
La cantante / Cuál de los dos
/ Échame la culpa a mí / Duele (Amor de mi vida) / Soy una dama / Pájaro herido
/ Muñeca rota / Como si fuera loca / Jamás / Perdóname / No hace falta / Fui
demasiado fácil / Te amo / Amor en silencio / Señor Amor / Cara a cara / Hazme
olvidarlo / Hielo / Porque me gusta a morir (en video) / Amar y querer / El
triste / El reloj / Contigo aprendí / Esta tarde vi llover / Una aventura más /
Noche de ronda / Heridas / Aún lo amo / Déjame volver contigo / Tu muñeca /
Lobo.
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Foto: Sergio Bautista / Colección Auditorio Nacional. |
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Foto: Sergio Bautista / Colección Auditorio Nacional. |
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Foto: Sergio Bautista / Colección Auditorio Nacional. |
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