Cabaret Lunario presenta / 25 de mayo, 2018 / Función única /
1:50 hrs. de duración / Promotor: Sergio Gabriel Producciones S.A. de C.V.
1:50 hrs. de duración / Promotor: Sergio Gabriel Producciones S.A. de C.V.
Alejandro González Castillo
Se
pone una mano a la altura de las cejas, como si una visera fuese, para
inspeccionar a quienes de pie le aplauden. “Mmm… veo que aquí hay gente con el
pelo blanco, pero también otros que se lo pintan, igual que yo. Como que todos somos
amigos desde chamacos, ¿verdad?”, dice carialegre, y rápido hace un cálculo
mental, estimando a qué ritmo debe caminar con tal de que lo que dura “Paso a
pasito” le alcance para visitar todas las mesas del Lunario. Entonces baja del
escenario e inicia el periplo, pero no logra su objetivo; por más que se apura,
todos la detienen para abrazarla, tomarse una foto, cantar a su lado y darle un
beso.
Para
entonces, ya pasaron lista los motes de tres de sus más grandes quereres: El Enojón, Vivaracho y Fortachón; le
falta cantarle a quienes sí conservaron su nombre de pila: Eddy y Miguel, pero
eso ocurrirá más tarde. De momento, prefiere recordar una escena de la película
El cielo y la tierra, aquélla donde
interpretó “El peso” de sensual forma mientras César Costa la observaba
boquiabierto. Porque sí, antes que cantante, Angélica María fue actriz. Siendo
niña debutó en la pantalla grande para pronto abrirse campo en el terreno musical,
compartiendo espacio en la radio y la televisión con el mencionado César,
Alberto Vázquez y, entre otros, con quien por algún tiempo completaría la pareja
sentimental de moda en aquellos días de copetes y crinolinas: Enrique Guzmán.
“¿Fueron
a verme al Auditorio Nacional?”, pregunta la cantante, refiriéndose a sus más
recientes presentaciones en dicho foro, en febrero y marzo pasados, precisamente
al lado de Costa, Vázquez y Guzmán. Y claro, todos contestan afirmativamente. Bajo
esta perspectiva, la de encontrarse con seguidores que escrutaron publicaciones
como México canta y Notitas musicales hace décadas con tal
de recortar todo lo que de ella fuera impreso, nada debería sorprenderle a la
intérprete que hoy se le exija que cante el tema principal del musical Papacito piernas largas; sin embargo, se
muestra asombrada: “¡Qué bárbaros, qué memoria tienen!”, exclama para seguir
con el azoro ante las peticiones; “¡Ay, oigan, ésa es del año del caldo!”,
suelta antes de improvisar una estrofa de “Me gustas”, para así apaciguar el
empeño de la audiencia.
Con
un temario integrado por canciones escritas por Juan Gabriel, Armando Manzanero
y Raúl Vale, entre otros, la de “Dile adiós” se ve orillada a hacer popurrís
con tal de abrazar la mayor cantidad de composiciones posible. Mientras tanto,
en las pantallas del recinto van desfilando las portadas de aquellos discos de
45 RPM que el sello Musart editaba y que los jóvenes solían escuchar en
tocadiscos portátiles, echados en la alfombra mientras las corcholatas de los refrescos salían volando. “¿Nos aventamos
otras viejitas?”, inquiere la rubia para que la tanda de memorias continúe hasta
la despedida, después de que una ranchera (“Anoche”) y hasta una polka (“La
basurita”) pasan lista.
Porque,
efectivamente, a la llamada Novia de
México no sólo las yeyés le salen bien. Y aunque a la fecha siguen
ligándola, con injusticia, exclusivamente con la denominada Era dorada del rock
& roll, siempre ha cantado sin etiquetas. Finalmente, la única constante de
Angélica ha sido, como ella misma asevera antes de irse entre arreglos florales
y besos al aire, hacer lo suyo “con mucho, mucho amor”. ♪
Programa
Toco
a tu puerta / Johnny el enojón / Vivaracho / Fortachón / No te puedo abrazar /
Con un beso pequeñísimo / Paso a pasito / El día / Yo te quiero todavía / Un
peso / Cuando me enamoro / Miguel / Tú sigues siendo el mismo / Amante de una
noche / No volverás a verme / Imaginación / En tus manos / Mi amor prohibido /
Qué hago / Eddy, Eddy / Tú sigues siendo el mismo / Anoche / La basurita / Ella
no es mejor que yo / Una copa de champagne / El hombre de mi vida / Yo que no
vivo sin ti / A dónde va nuestro amor.
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