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Foto: Edgar Rubio / Colección Auditorio Nacional. |
Desierto Tour / Dos funciones: 7 de abril, 11 y 12 de
mayo, 2018 /
1:55 horas de duración / Promotor: OCESA Promotora S.A. de C.V
1:55 horas de duración / Promotor: OCESA Promotora S.A. de C.V
Julio
Alejandro Quijano Flores
Es
de noche en el desierto pero miles de focos lo iluminan. Yuridia está entre dos
cactus: uno real y otro hecho con tubos de luz de neón. Para que no haya duda,
por encima de ella sobresale un letrero luminoso que indica: “Desierto”.
“Este
show es muy personal porque habla mucho de lo que viví cuando era niña. Yo
vengo de Hermosillo, el lugar de dónde son los vaqueros, ahí nací y crecí”,
dice mientras se acomoda un sombrero que efectivamente se parece a los de la
gente de campo en el norte de México.
Pero
incluso los territorios más áridos tienen un oasis y la ex académica divisa el
suyo cuando va a la mitad del show.
En los versos “yo sin ti no sé cómo
tenerme / con el alma en pie”, descubre un refugio llamado Yahir,
iluminado en medio de la butaquería.
La
cantante, echada pa’lante, avanza entres las dunas de yurilovers (así se llaman
sus fans) que intentan tocarla. Cuando llega al oasis, lo palpa para comprobar
que no es un espejismo. Yahir le corresponde con una frase de la que, por la
cercanía del micrófono, se alcanza a escuchar “ya sabes que eres como mi
hermana”.
Juntos
van de regreso hasta el foro. Yahir también es el del norte y también de ese norte escenográfico con cactus
ficticios y reales. Yuridia evoca así la ciudad donde nació hace 31 años y cuya
aridez es iluminada por los focos de las casas que se miran desde el Cerro de
la Campana, donde los hermosillenses suelen pasear después de la jornada laboral.
Para
contribuir a la ilusión, ella misma pavonea su vestido blanco durante la
interpretación de “Ángel” y el efecto lumínico se multiplica porque la letra
desgarradora provoca que los yurilovers enciendan las lámparas de sus teléfonos
y entonces la oscuridad del foro se quiebra como las noches en Hermosillo que
tanto añora Yuridia. Deja incluso que la última frase se escuche solamente en
voz de sus fans para que ella pueda abrir los brazos y lucir las estrellas
doradas y plateadas que brillan en su vestido.
“¡Muchas
gracias, Ciudad de México!”, clama. Es la única frase con la que interrumpe las
casi dos horas de concierto porque lo suyo no necesita explicaciones y eso
queda claro desde que un juego de pirotecnia anuncia su entrada. Cinco
pantallas gigantes proyectan un video en el que aparece ella caminando en un
paisaje árido y se oye su declaración de principios: “Me gusta el desierto
porque ahí el único encierro que siento es el del sol. Y yo lo entiendo”.
No
se trata pues solamente de bailar con ella en “Una noche de copas”, en que hace
su primer cambio de vestuario para aparecer con un entallado pantalón en rojo.
Tampoco basta con desgarrarse la garganta con los versos de “Señora”, otro de
los temas que marcan su personal estilo de reclamar amor: una mezcla de la
herencia de Yuri con Lupita D'Alessio. Tampoco basta con corear con ella su más
reciente éxito, “Amigos no por favor”, que elige para cerrar el concierto.
Todo
sucede sin necesidad de arengas. No hace falta que las pida porque hay una
complicidad que se evidencia en el popurrí en homenaje precisamente a Yuri: “La
maldita primavera” y “Detrás de mi ventana” son el clamor unánime al que
contribuye el hecho de que son canciones ya insertas en el ADN de varias
generaciones.
Pero
además de bailar, cantar y corear, se trata de acompañarla en su camino por
este territorio en el que se siente tan cómoda que hasta provoca el llanto en quienes
la escuchan en “Si quieres verme llorar”. Ante tanta emoción, responde con un
sencillo: “Seguimos, Ciudad de México”. Porque en el desierto de Yuridia, como
en cualquiera, es fundamental mantenerse en movimiento. ♪
Una
apuesta
Cuando
Yuridia dice que viene de un terreno árido se refiere no sólo a Hermosillo,
también a Mesa, ciudad en Arizona, Estados Unidos, cuya bandera da una idea de
su geografía: es un cactus en la punta de un cerro, enmarcado por el sol.
Allá
se mudó la familia Gaxiola Flores cuando ella tenía ocho años, una época que
recuerda por la canción que interpretaba encerrada en su cuarto: “Polito
Polito”, del Duende Bubulín porque el ambiente de las ciudades en donde vivió
se reflejó en su carácter desde niña. “No me gustaba salir ni al cine”, cuenta
al recordar su infancia. En vez de pasear con amigas le gustaba disfrazarse con
sábanas y cobijas, pararse frente al espejo y cantar los éxitos de Yuri.
Y
así fue hasta que su papá la impulso a participar en La Academia, el reality show
de TV Azteca. Hasta le apostó 40 dólares que le pagaría si lograba hacer una
carrera en la música. Divertida, Yuridia ahora cuenta esa anécdota: “Finalmente
logré ser cantante pero mi papá todavía me debe ese dinero… nunca me pagó”. (J.A.Q.)
Programa
Llévame
/ Ahora entendí / En su lugar / ¿Qué nos pasó? / Irremediable / Respóndeme tú /
Como yo nadie te ha amado / Polos opuestos / Noche de copas/ Cuento / Que nadie
se entere / Ya es muy tarde / Lo que son las cosas / La duda / Te equivocaste /
Si quieres verme llorar / Ángel / Alguna vez / Señora / Con el alma en pie (con
Yahir) / Cobarde / Habla el corazón / Otro día más sin verte / Como yo te amo /
Detrás de mi ventana/ La maldita primavera / Ya te olvidé / Amigos no por
favor.
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Foto: Edgar Rubio / Colección Auditorio Nacional. |
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