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Foto: Sergio Bautista / Colección Auditorio Nacional. |
Harry Potter y la Cámara Secreta en concierto. Orquesta Internacional de las Artes;
Robert Schwendeman, director / 19 y 20 de abril, 2018 / Dos funciones / 2:55 hrs. de duración /
Promotor: Fideicomiso para el Uso y Aprovechamiento del Auditorio Nacional.
Robert Schwendeman, director / 19 y 20 de abril, 2018 / Dos funciones / 2:55 hrs. de duración /
Promotor: Fideicomiso para el Uso y Aprovechamiento del Auditorio Nacional.
Jesús Quintero
La
emoción de los asistentes se percibe desde la explanada: son centenares de fans
los que se toman selfies con sus
varitas en mano y que con orgullo portan la capa de la casa a la que pertenecen.
No faltan los que presumen un collar del que cuelga un triángulo divido en dos
por una línea recta y a su vez dentro tiene un círculo. Los potterheads de cepa saben que ese objeto
representa tres piezas fundamentales en la saga creada por J.K. Rowling: la
Capa de la Invisibilidad, la Piedra de la Resurrección y la Varita de Saúco.
Fieles
a la puntualidad, casi todos ingresan al Auditorio Nacional cuando suena la
segunda llamada. En vez de los trailers
que aparecen antes de una película en el cine, lo que hallamos es a la Orquesta
Internacional de las Artes afinando sus instrumentos, un ritual desconocido
para muchos niños y púberes que parecen sorprendidos al darse cuenta de que la
música escrita por John Williams será tocada en vivo y de que la película se
proyectará en una pantalla gigante, tan grande —le explica una mamá a sus
hijos— como las que tenían cines desaparecidos como el México y el Latino.
Cuando
entra el director de orquesta, Robert Schwendeman, los aplausos explotan porque
es la señal de que todo está listo para que los cerca de diez mil obsesos veamos
por enésima vez el segundo filme de la saga. Después de que el hombre de la
batuta (¿o varita mágica?) alienta a los músicos a ponerse de pie para recibir
la aclamación, Schwendeman pregunta visiblemente emocionado a qué casa pertenecemos;
empieza por Gryffindor y sigue con Hufflepuff y Ravenclaw, para terminar con la
impopular Slytherin.
También
aclara que, siendo ésta una ocasión especial, el encorsetado protocolo de un
concierto clásico o de una sala de cine no aplica, así que los fanáticos somos
libres de gritar, llorar y reír al tono que consideremos adecuado, pues al
estar rodeados de gente como uno, nadie nos va a juzgar.
Cuando
aparece el logo de Warner Bros. en la pantalla y empieza a sonar el leitmotiv de Harry Potter, los gritos
parecen opacar a la música. Incluso se escucha por ahí llanto de felicidad.
Todos los presentes ya hemos visto la película por lo menos una vez y sabemos
perfectamente lo que va a pasar en la pantalla, pero aun así nos invaden las
ansias y resulta inevitable gritar de entusiasmo cuando aparecen nuestros personajes
favoritos.
La
magia del cine no tarda en aparecer e invade las butacas. Y es que vista así,
en gran plan, la película convierte a muchos espectadores en los niños que en
2002 vieron o leyeron esta historia, y por eso desde su asiento le lanzan
advertencias a Harry, tratando de ayudarle a resolver el misterio de la Cámara
Secreta.
Todos
sabemos que la música de una película ayuda a exaltar las emociones que las
escenas causan, pero teniendo la música en vivo, perfectamente sincronizada con
la historia, los sentimientos se hacen más intensos, lo que explica que los
llantos y risas se perciban más fuertes de lo esperado. Esto es notorio en las
escenas de acción, como cuando Harry se encuentra en la Cámara Secreta y el
basilisco lo empieza a perseguir. La tensión resulta tan grande que muchos
espectadores buscan refugio con su vecino de butaca: mamá, el hermano mayor, la
amiga o el novio.
Al
concluir la función, los potterheads
salimos con el corazón feliz, sabiéndonos poseedores de la verdadera magia de
nuestros días; convertir un concierto en auténtico aquelarre, todo ello por
obra y hechizo de la música de John Williams. ♪
Harry Potter (una guía mínima)
Suponiendo que quien lee esto no está familiarizado
con los libros o películas de Harry Potter, van unas líneas explicativas: se
trata de una serie de novelas que se desarrollan en un territorio de fantasía.
Harry, que vive en el mundo muggle (o no mágico) se entera de que sus
padres fueron un mago y una bruja y por ende él no es muggle. Debe entonces acudir a la escuela de magia y hechicería de Hogwarts;
allí conoce a los que serán sus mejores amigos por el resto de los siete libros:
Ron y Hermione. Con ellos vivirá varias aventuras en cada año escolar. En la
segunda película, estrenada en 2002 y dirigida por Chris Columbus, Harry y sus
compañeros tratan de descubrir cuál es el peligro que acecha a su escuela antes
de que sea muy tarde y Hogwarts tenga que cerrar sus puertas. (J.Q.)
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Foto: Sergio Bautista / Colección Auditorio Nacional. |
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Foto: Sergio Bautista / Colección Auditorio Nacional. |
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Foto: Sergio Bautista / Colección Auditorio Nacional. |
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Foto: Sergio Bautista / Colección Auditorio Nacional. |
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