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Foto: Metropolitan Opera de Nueva York. |
Transmisión
de ópera en vivo desde el Met de Nueva York,
en pantalla gigante de alta
definición. Temporada 2017-2018 /
31 de marzo, 2018 / Función única / 3:45 hrs. de duración /
Promotor: Fideicomiso para el Uso y Aprovechamiento del Auditorio Nacional.
Fernando Figueroa
El
Met de Nueva York decidió renovar la producción de Così fan tutte —cuya versión anterior databa de 1996, aunque
parecía aún más añeja—, y ahora las acciones se desarrollan en la Coney Island
de los cincuenta del siglo pasado, en medio de juegos de feria y personajes
alternos de circo como una mujer barbuda, tragasables y tragafuegos, enanos, contorsionistas
y una joven con boa constrictor de verdad al cuello; algo sin duda arriesgado,
como lo es la apuesta creativa del director de escena Phelim McDermott.
Lo
que en primera instancia suena descabellado, resulta el marco perfecto para contar
una historia que habla acerca de la pulsión sexual, ese potro salvaje que
desmonta a hombres y mujeres que intentan controlarlo. Eso lo sabe Don Alfonso
(Christopher Maltman, barítono), quien apuesta a que las hermanas Dorabella
(Serena Malfi, mezzosoprano) y Fiordiligi (Amanda Majeski, soprano) serán
seducidas por dos supuestos extraños cuando sus novios salgan de viaje.
El
plan de Don Alfonso consiste en que los oficiales Ferrando (Ben Bliss, tenor) y
Guglielmo (Adam Plachetka, bajo-barítono), galanes de las mujeres mencionadas,
finjan un desplazamiento debido a su trabajo (ir a la guerra) y reaparezcan
disfrazados para seducirlas en un inquietante intercambio de parejas. Dorabella
da su brazo a torcer muy rápido y Fiordiligi se resiste con estoicismo
—inolvidable en el aria “Per pietà”, volando mágicamente en una aislada góndola
de rueda de la fortuna—, pero finalmente cede ante el asedio.
La
escenografía de Tom Pye y el vestuario de Laura Hopkins ubican la acción en la
isla de Brooklyn que hace más de medio siglo era sinónimo de carnaval perpetuo.
Sin duda, su propuesta visual de feria remite a la muy reciente Wonder Wheel (2017), del director Woody
Allen y el cinefotógrafo Vittorio Storaro, mientras que el mundo circense
recuerda la imaginería de Federico Fellini.
En
ese novedoso contexto viven unos personajes que originalmente fueron creados
por Mozart y el libretista Lorenzo da Ponte para habitar en la ciudad de
Nápoles del siglo XVIII. Algo similar a lo que hizo Michael Mayer con Rigoletto (Met, 2013), cuando ubicó la
acción no en Mantua sino en Las Vegas.
En
el caso de Così fan tutte, Don
Alfonso es el tipo malicioso que siembra dudas en la mente de Ferrando y
Guglielmo acerca de la fidelidad, mientras que Despina (Kelli O’Hara, soprano)
es quien se encarga de sugerir a Dorabella y Fiordiligi que se olviden de sus
novios ausentes y se diviertan con los nuevos pretendientes.
Actoralmente,
Christopher Maltman y Kelli O’Hara se roban el espectáculo con su enorme
picardía. Cabe señalar que Maltman es un destacado cantante de ópera, pero
O’Hara proviene de Broadway, múltiple nominada a los premios Tony y ganadora en
2015 en el rubro Mejor actriz principal en un musical por The King and I.
Durante
las entrevistas del intermedio, ella comentó que su mundo artístico está en el
teatro musical, pero que en su lista de deseos estaba participar en una ópera;
hacerlo en el Met con una obra de Mozart sobrepasó sus expectativas.
La
gracia de O’Hara se desborda no sólo como la mucama Despina sino también cuando
se disfraza de doctor y juez. Por si fuera poco, vocalmente cumple a la misma
altura de un elenco sin grandes nombres pero de una calidad enorme y sin
fisuras.
La
orquesta del Met, en esta ocasión dirigida por David Robertson, se eleva a las
grandes alturas de costumbre. En la obertura, a los músicos les toca apechugar
con una situación singular, pues los personajes de circo muestran graciosos
carteles (“Lujuria”, “Amor”, “Mentiras”, “Intriga”, “Aria”), que provocan
risas y aplausos por parte de un público que parece presenciar en vivo una
comedia musical.
Al
término de la función, la gente que está en el Auditorio Nacional abandona la
sala sin saber a ciencia cierta si ha disfrutado de un drama jocoso en dos
actos, una función de circo o ambas cosas. Y de pronto se encuentra en un
vestíbulo repleto de personas ávidas de adquirir algo en la edición número doce
del Gran Remate de Libros que cada año se lleva a cabo en este recinto. ♪
Infidelidad, fuego y
sables
•
Durante su disertación en el Lunario el maestro Sergio Vela comentó que la
conducta licenciosa de Lorenzo da Ponte en la vida real está plasmada en el
libreto de Così fan tutte (Así hacen
todas), cuyo subtítulo es La scuola degli
amanti (La escuela de los amantes). También dijo que, desde su punto de
vista, no se trata de una obra misógina porque, si bien Don Alfonso se ensaña
con las debilidades de las mujeres, Despina hace lo propio con los hombres.
•
Vela abordó los antecedentes literarios del libreto, que van del Decamerón de Boccaccio (“Sólo es casta
la que no fue por nadie rogada”) a Don
Quijote de la Mancha de Cervantes (“Es de vidrio la mujer, / pero no se ha
de probar / si se puede o no quebrar / porque todo podría ser”); pasando por Metamorfosis de Ovidio (“Céfalo y
Procris”).
•
Hizo énfasis en la simetría estructural de Così
fan tutte, con dos actos, tres personajes masculinos y tres femeninos con
tesituras diferentes, y dos arias importantes para cada uno de ellos.
•
Esta ópera se estrenó en Viena, el 26 de enero de 1790, un día antes de que
Mozart cumpliera treinta y cuatro años.
•
Durante el intermedio, la anfitriona Joyce di Donato platicó con varios
artistas del circo. Los tragasables son hermanos y les gusta ir contra la
corriente, así que decidieron hacer ese acto cuando sus padres se opusieron de
manera terminante. Por su lado, la tragafuegos considera que la lumbre es “un
elemento dramatúrgico esencial, expresivo y bello”.
•
Según el tenor Ben Bliss, Mozart es “el maestro definitivo de los rompecabezas,
en los que se combinan voces y una historia en la que no hay lugar para
esconderse”.
•
El gerente general del Met, Peter Gelb, presentó a Yannick Nézet-Séguin como el
nuevo director musical de esa casa de ópera, quien entrará en funciones a
partir de la temporada 2018-2019, dos años antes de lo previsto. Nézet-Séguin,
quien expresó admiración y agradecimiento a su maestro Carlo María Giulini, se
comprometió a mantener la calidad instrumental al más alto nivel. (F.F.)
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Foto: Metropolitan Opera de Nueva York. |
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