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Foto: Marie Pain / Colección: Auditorio Nacional. |
Inauguración de la exposición Sgt. Pepper a través de la lente y proyección de la película The Beatles: Eight days a week. The touring years /
13 de febrero, 2018 / 3:45 hrs. de duración / Exposición abierta del 13 de febrero al 13 de mayo de 2018 /
Promotor: Fideicomiso para el Uso y Aprovechamiento del Auditorio Nacional y Embajada Británica en México.
Jesús Quintero
Desde
hace más de 50 años los protagonistas de la portada nos observan y algunos de
ellos parecen intrigados por la troupe en la que se encuentran. Por un lado el
boxeador Sonny Liston, las actrices Diana Dors y Marilyn Monroe y el bailarín Fred
Astaire, y del otro el físico Albert Einstein, el psicoanalista Carl Gustav
Jung, el compositor Karlheinz Stockhausen y el escritor Aldous Huxley.
La
imagen impresa en novecientos centímetros cuadrados de cartoné y las trece
canciones que comprende Sgt. Pepper’s
Lonely Hearts Club Band son en conjunto un acta de modernidad. El octavo
álbum de The Beatles es eléctrico, está concebido sólo para escucharse —nada de
bailarlo— y legitima al rock como una nueva Babel donde la música pop y la de
vanguardia, fusionadas, delinean rumbos que seguirán teniendo tránsito incluso
en el siguiente siglo.
A
poco más de cinco décadas de que Sgt. Pepper’s
Lonely Hearts Club Band arribó a las discotiendas —el 1 de junio de 1967 en
Reino Unido y un día después en Estados Unidos—, al Lunario del Auditorio
Nacional, en colaboración con la Embajada Británica en México, llega la
exposición Sgt. Pepper a través de la
lente, que en medio centenar de fotos de Michael Cooper ofrece un magnífico
testimonio de lo sucedido en 4 Chelsea Manor Studios, en Londres, el 30 de
marzo de 1967, cuando los artistas gráficos Peter Blake y Jann Haworth pasaron
sus ideas del papel a la realidad en una sesión de ocho horas que tocó su cenit
en el momento en que The Beatles, ataviados como la banda del inexistente Billy
Shears, posaron ante la cámara.
Durante
la inauguración, presidida por Duncan Taylor, embajador del Reino Unido en México,
y la baronesa Sugg (ministra de Aviación), la baronesa Bonham-Carter, enviada comercial
de la Primera Ministra para México, recordó que Sgt. Pepper nació en una década en que la moda, el teatro, las artes
plásticas y la música cruzaron fronteras, y que México ha recibido a diversos artistas
británicos: de D.H. Lawrence y Leonora Carrington a Harry Styles y Adele.
La
portada y la música de Sgt. Pepper’s son
más que el registro de un instante: revelan un libérrimo ejercicio de
originalidad sin temor al riesgo. A su aparición, no pocos se escandalizaron
porque cuatro flacuchos compartieran un altar visual con Oscar Wilde, Dylan
Thomas y Edgar Allan Poe, sin imaginar que la historia los afianzaría en tal
sitial. Y en lo sonoro, si desde Rubber
soul (1965) sus canciones se distanciaron del desenfado juvenil para cantar
sobre bribonas (“Norwegian wood” y “Girl”) y seres desechables (“Nowhere man”),
en Sgt. Pepper’s el hogar se revela
como nido de fracaso y esperanza (“She’s leaving home”), sin faltar un excelso collage sobre la percepción que mantiene
latente su magia y misterio (“A day in the life”).
Las
fotos de Michael Cooper condensan y despliegan la luz de una obra que enseñó y
sigue enseñando a millones de seres humanos que se pueden romper los límites
con talento, gracia y libertad.
The Beatles: Eight days a week. The touring years
Es
un documental, pero también es la bitácora del cuarteto durante los años que de
ser un suceso local se convirtió en un fenómeno mundial con impacto social,
cultural, musical y económico.
Entre
1963 y 1966 The Beatles brindaron 250 conciertos. Hoy, la cifra parece hasta
discreta: 62 presentaciones por año. Pero les tocó ser pioneros en varios
espacios: llevaron a los escuchas de los discos sencillos de 45 rpm a los LPs; fueron
los primeros en llenar estadios con miles de fans que, delirantes, rebasaban
los límites de cualquier cuerpo policial, y de ídolos juveniles se convirtieron
en sujetos de estudio para la academia. Es decir, abrieron brecha en mares cada
vez más picados echando mano del humor, la inocencia y un sólido espíritu
unitario que se enriqueció con las guías del manager Brian Epstein y el
productor George Martin.
Construido
con pietaje conocido e inédito y con entrevistas a los Fab Four, así como a colaboradores y fans de diverso origen —del
historiador y periodista musical Jon Savage y el compositor Elvis Costello, a
las actrices Sigourney Weaver y Whoopi Goldberg, pasando por el director de
cine Richard Lester y el periodista Larry Kane—, The Beatles: Eight days a week. The touring years lleva al
espectador por la misma ruta anímica que obligó a los de Liverpool a renunciar
a los conciertos, pues lo que antes era miel se volvió vinagre cuando la prensa
dejó de prestar atención a su quehacer y esperaba un traspié para teñir de
amarillo sus notas, y los alaridos de las admiradoras ahogaban la música del
cuarteto en sus presentaciones; en consecuencia, The Beatles fueron sintiéndose
limitados, enjaulados, ante el acoso de medios y devotos.
La
solución fue olvidarse de las presentaciones en vivo y convertir el estudio de
grabación en territorio creativo; jugando, experimentando, vertiendo las
influencias de todos e incluso volcando en las cintas el impacto sensorial que
la mariguana y el LSD causaban en ellos. Para su fortuna, allí estaban el
productor George Martin y el ingeniero Geoff Emerick, que tradujeron sus ideas
y disparates en hechos, explotando hasta lo inimaginable la tecnología de los
estudios Abbey Road y su consola de cuatro canales. De allí nacieron Rubber Soul, Revolver, Sgt. Pepper y
otros clásicos, hasta que el 30 de enero de 1969 en la azotea de los cuarteles
generales de Apple Corps brindaron un concierto de 42 minutos, sabiendo que no
habría otro.
El
director Ron Howard (responsable de Apolo
13, Una mente maravillosa, Frost contra Nixon) evita conjeturas y
va a las fuentes originales para narrar la historia de manera centrífuga:
comenzando con el grupo, atendiendo después los pensamientos y sentires de
quienes eran adolescentes en 1964 y subrayando la resonancia que Lennon,
McCartney, Harrison y Starr tuvieron en zonas estadounidenses, donde el
segregacionismo se ejercía hasta en las gradas de estadios y cómo su firmeza
contribuyó a que esas prácticas racistas fueran abolidas.
The Beatles: Eight
days a week. The touring years confirma que aquí, allá
y en todas partes, los Fab Four continúan
hechizándonos. ♪
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Foto: Marie Pain / Colección: Auditorio Nacional. |
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Foto: Marie Pain / Colección: Auditorio Nacional. |
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Foto: Marie Pain / Colección: Auditorio Nacional. |
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