Concierto con cierto miedo / 27 de enero, 2018 / Función única /
1:35 hrs. de duración / Promotor: Sergio Gabriel Producciones S.A. de C.V.
1:35 hrs. de duración / Promotor: Sergio Gabriel Producciones S.A. de C.V.
David Cortés
Hacer
reír es un oficio; hacerlo desde la trinchera del humor blanco es un arte. Hoy
día, cuando la recurrencia al insulto y la violencia es lo cotidiano, el
trabajo de quien se ha dedicado a cultivar la sonrisa y la carcajada a partir
del ingenio es de celebrarse y esta noche Mauricio Herrera sube al escenario a
celebrar 59 años de trayectoria y 35 de presentar Concierto con cierto miedo, espectáculo cómico musical que, no
obstante el paso del tiempo, logra el cometido de hacer pasar un rato
agradable.
La
sesión se divide en un par de tandas. En la primera, el comediante encarna a
Franz Bakenbahuer, “todólogo” que toma su fuente de vida del futbolista germano
de la década de los setenta, pero cuya imagen remite más a la de un brasileño.
Chispeante, cándido por momentos ―“¡Qué trabajo llegar! Di tres vueltas para
estacionarme… y eso que no traigo coche”―, el humorista “imparte” una conferencia
en donde el tema es La influencia de ‘La cucaracha’
en la música clásica. Sentado al piano, intercalando diferentes bromas,
echa mano de fragmentos de Tchaikovsky, Khachaturian, Debussy, Chopin,
Schubert, Beethoven, pero en cada acometida a su instrumento no deja de
insertar la melodía de “La cucaracha”. En el hilarante recorrido, no faltan las
citas a Agustín Lara y Ernesto Lecuona.
Acerca
de su show, recientemente declaró
Herrera: “Yo creo que es el único espectáculo blanco desde que se murió Chespirito. […] Nada más había dos
comediantes blancos, uno era él y el otro soy yo” (carteleradeteatro.mx). No
agregó que también es un maestro del artificio, pues luego de Bakenbahuer
aparece Dick Crazy, entertainer
proveniente de Las Vegas, de imagen similar a la de Jerry Lewis e igualmente
disperso, pues luego de hablar casi media hora en un mal inglés se da cuenta de
que la mayoría de su público sólo entiende español.
Después
de interpretar canciones de The Platters, Frank Sinatra, Elvis Presley y The
Beatles, y de imitar al Pato Donald, Crazy dice que tocará con el primer
instrumento inventado por el hombre; uno de sus ayudantes le lleva un estuche
que, al abrirse, deja escapar diferentes hojas de parra.
Durante
cerca de quince minutos y con el suficiente aliento, Dick Crazy, su grupo y un
par de coristas tocan fragmentos de canciones a solicitud de los asistentes
(“Granada”, “Cielito lindo”), en donde las melodías corren a cargo de las hojas
de parra y ocasionalmente de un serrucho frotado con arco (“¡qué ridículo estoy
haciendo!”) y cerrar así su Concierto
con cierto miedo, que cumple siete
lustros de hacer cosquillas a un público feliz. ♪
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