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Foto: Carlos Alvar / Colección: Auditorio Nacional. |
18 de enero, 2017 / Función única /
1:45 hrs. de duración / Promotor: Rai Ensamble S.A. de C.V.
1:45 hrs. de duración / Promotor: Rai Ensamble S.A. de C.V.
Alejandro González
Castillo
“Vamo’
a gozar un rato entre amigos”, comunica con su peculiar acento, tomando asiento
en un banco de patas largas para, con una flor anclada en la sien, dejar que
sus rodillas se asomen por el vestido mientras sus manos vuelan al son de un
tema que habla de mortandad, consuelo y divinidad. Escuchándola y mirándola no
cabe duda: Haydée Milanés es cubana. Pero más allá de su forma de entonar las
palabras y de lo bronceado de su piel es posible notarlo debido a que interpreta
los boleros, las guarachas y los sones con un sentimiento de aquéllos, de ésos
que sólo los caribeños prodigan.
Amor
es el título del disco que a la entrada del foro le fue regalado a cada
espectador. Un plato (el más reciente de la cantante tras editar obras como Palabras y A la felicidad) cuya portada muestra un beso afectuoso entre ésta y
quien la acompaña a lo largo de los once temas que el álbum concentra: Pablo,
su padre. Porque sí, Haydée es hija de Pablo Milanés, y aunque el peso de ese
apellido podría partirles la espalda a otros, la que hoy declara los aplausos
que recibe como los “más bonitos y cariñosos” ha usado dicho parentesco para
extender sus alas.
De
sobria interpretación, la nacida en La Habana elude el drama que Gardel y
Manzanero plasmaron en “Volver” y “Esta tarde vi llover”. Su sobriedad vocal combina
con el desempeño del trío de músicos que la acompaña, especialmente con el del
guitarrista Raúl Valdés, ajeno del vértigo en el diapasón que los boleros
suelen poseer. Un sosiego que prevalece con la llegada de Rosalía León y el par
de composiciones que al lado de la anfitriona presenta. “Es mi hermanita de
México”, dice de la invitada la caribeña antes de que Edgar Oceransky ocupe su
sitio y el ambiente relajado se prolongue.
Sin
embargo, la llegada de Francisco Céspedes clausura la serenidad, pues el hombre
aparece bromeando respecto a los achaques de la tercera edad mientras se coloca
sus anteojos. Y miente al acusar que las que está a punto de cantar no las
repasa “desde que era muchacho”, pues es difícil hallarle un pero al modo en
que se acopla con la que dice que siempre soñó hacer un dueto con él. Por su lado,
extasiados, los presentes solicitan más de Pancho cuando las ensayadas se
agotan, y éste accede a improvisar con su compañera una versión con aires de
jazz de “Cómo fue”, aunque no sin antes pegar el oído al contrabajo con tal de
encontrar el tono que a la dupla mejor le queda.
Cierto
es que “El breve espacio” y “Yolanda” producen las ovaciones más fuertes de la
noche, sin embargo se trata de regalos no pedidos por el público. En cambio,
“Tú y yo” es la más solicitada desde las mesas mientras “La música” se asoma
como una jacarandosa declaración de principios: La música es la reina del amor.
/ La virtud más profunda que defiendo. / Mi reír, mi llorar, mi sentimiento. “Yo
vengo a ofrecer mi corazón”, canta Haydée antes de decir adiós, tomando
prestados los versos de Fito Páez para inclinarse ante los presentes,
agradecida por la estancia en un foro que define como maravilloso y soñado; un
lugar donde, como ella misma reconoce, “mucho amor hemos compartido durante el
rato que estuvimos juntos”. ♪
Programa
Libélula
/ La gloria eres tú / Palabras / La flor de la canela / Volver / Esta tarde vi
llover / Con Rosalía León: Dimensión
astral - No ha sido fácil / Ámame como soy / Con Edgar Oceransky: El amor de mi vida / Qué manera de quererte / Con Francisco Céspedes: Para vivir - La
mentira - Cómo fue / Amor / El breve espacio / Palabras / Tú y yo / Canción /
Yolanda / La música / Yo vengo a ofrecer mi corazón.
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Foto: Carlos Alvar / Colección: Auditorio Nacional. |
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Foto: Carlos Alvar / Colección: Auditorio Nacional. |
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