En concierto / 7 de diciembre, 2017 /
Función única /
2:00 hrs. de duración / Promotor: Business Development Argo
2:00 hrs. de duración / Promotor: Business Development Argo
Jesús
Quintero
Heredero de una vasta tradición sonora que parte de The
New York Dolls, Jonathan Richman & The Modern Lovers y otros diluvianos
pre-punks, Albert Hammond Jr. llega al Lunario con el aplomo de quien sabe que
tiene a la audiencia ganada de antemano por ser uno de los héroes que
contribuyó al regreso de las guitarras a comienzos de este siglo, cuando The Strokes
y The White Stripes, entre otros, secuestraron la atención de millones de
adolescentes y los llevaron a adoptar instrumentos de seis cuerdas del más
diverso linaje, o por lo menos las primeras versiones de Guitar Hero.
Sólo que esta vez, con cuatro álbumes firmados por él
y con The Strokes en estado de hibernación desde hace unos años, Hammond acomete
un plan desafiante y que en manos poco diestras parecería suicida: centrarse en
su propio repertorio y rehusarse a tocar hits como "Hard to explain"
y "Last nite" hasta que se reúna de nuevo con Julian Casablancas y
demás secuaces.
Por supuesto, la decisión anterior se sabrá al cabo de
ochenta minutos de frenesí eléctrico pero lo cierto es que los cientos de fans
reunidos esta noche se entregan con una actitud cool que desde temprano se impone al frío y al tráfico en Reforma,
y arropa con calidez hasta al abridor, el veterano grupo español Lori Meyers,
que con influencias de The Psychedelic Furs y The Icicle Works, ofrece un set que destraba cinturas y descongela oídos,
en particular por la sagaz guitarra de Alejandro Méndez.
Sobre el escenario, el intento de Hammond por hablar
en español y su desparpajo como cantante y guitarrista se alían con pegajosos riffs y con la rotunda efectividad de
los cuatro que le acompañan. El resultado está lejos de provocar una revolución
en la historia de la música, pero ratifica el carácter desinhibido y de revival
que desde 2001 le dio acta de nacimiento a The Strokes. A ratos, el autor de “Rude
customer” parece convocar involuntariamente a los fantasmas de The Velvet
Underground, Television e Iggy Pop, pero el vigor y dinamismo en su entrega
disipa a esos espíritus chocarreros, venerados sólo por cincuentones fetichistas
que, desde luego, no andan acá.
Quizá porque una guitarra eléctrica es pesada y ejerce
presión sobre la caja torácica, Hammond Jr. se quita y se pone alternadamente
su Fender Stratocaster 1985 Re-Issue cuando la toca o canta. Mantiene una más
ligera, acústica, sobre sí cuando interpreta “Side boob” y reconoce, entre
risas, que ha olvidado la letra. Esta vez el autor de “Postal blowfish” no
porta traje de tres piezas y trae en cambio una camiseta de The Bad Brains, grupo
adalid de hardcore punk. La imagen que proyecta es limpia. Atrás quedaron los excesos
y el extravío lírico. Lo que emana de su quehacer es la plenitud de quien disfruta
del vuelo como solista, ya sea abriendo conciertos a Tom Petty, Franz Ferdinand
o divirtiéndose con sus escuchas en una fría noche de otoño. ♪
Programa
Lori
Meyers: Planilandia / Luces
de neón / Siempre brilla el sol / Emborracharme / Aha han vuelto / Mi realidad
/ Alta fidelidad.
Albert
Hammond Jr.: Rude customer / Drunched in crumbs / DvsL
/ Egas / Caught by my shadow / Harder, harder, harder / Cooker ship / 101 / Born
slippy / GfC / Carnal cruise / Set to attack / Postal blowfish / Muted beatings
/ Holiday / St. Justice / In transit / Side boob / Blue skies.
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