Zona
preferente / 21 de noviembre, 2017 / Dos
funciones / 2:35 hrs. de duración /Promotor: Fideicomiso para el Uso y
Aprovechamiento del Auditorio Nacional.
Gustavo Emilio Rosales
Su voz cual río ancestral, que
corre por los cauces de un lecho pedregoso. En ella se confunden o fusionan los
actos de cantar y de hablar, así como en su cuerpo se entremezclan inéditas fatigas
y añosos bríos.
Su familiaridad con el
escenario nocturno, rodeado por espectadores expectantes, es tan grande que da
la impresión de haber podido presentarse aquí en pantuflas, pijama y una copa
de leche; en vez de eso, Francisco Céspedes ha optado por arribar a su primera
función de esta fecha con zapatos de un negro esplendoroso, en ausencia de calcetines,
y con una playera desteñida, que quizá algún día fue azul, y que hoy, aunque no
parece rebasar la talla M, luce holgada en él. “Ahora, con casi veinte kilos
menos, me siento ágil”, comenta, encorvándose un poco, para enseguida rematar
con una mueca malévola: “pero antes era más gallo”.
Pancho, como le dicen sus
amigos, como le dice su colega y cómplice Manzanero —con quien grabó un disco
de música preciosa llamado Armando un
Pancho—, es portador de las innúmeras luces que trae consigo el género canción.
Lo sabe y las brinda, no sin antes negociar sus ofrendas acústicas mediante la
retórica de la anécdota picante y el albur, siguiendo las rutas que articulan su
más reciente producción discográfica Zona
preferente (2017), que registra un
concierto memorable en el Teatro Karl Marx, en su natal Cuba, mediante el cual Francisco
festejó los veinte años de vida de su primer álbum Vida loca, que tantas buenas inquietudes y motivos ha dado a los
amantes de la música romántica, y que a él le abrió decididamente las puertas
de un prestigio internacional que, desde entonces, no ha hecho sino expandir su
manifestación.
Gobierna Céspedes con suave
mano de hierro los lances de los seis hábiles músicos que lo acompañan,
enfatizando el protagonismo del joven tecladista Julio Baró, a quien le da
oportunidad de interpretar una canción de su disco propio, Enamorado de la luna. Energéticamente sostenido por la atención de
decenas de parejas, quienes, en embeleso, no quitan la mirada del cantautor que
en múltiples ocasiones ha señalado a Luis Miguel —intérprete de su canción “Pensar
en ti”— como el hado que simbólicamente le otorgó la nacionalidad mexicana,
Francisco Pancho Céspedes cuida que
el tono general de este concierto refleje la particular intensidad del filin, el
añejo estilo cubano de mezclar la miel caliente del bolero con la flama azul
del jazz: los espectros de los compositores Frank Domínguez y César Portillo de
la Luz parecen libar de esa bebida oscura y densa que Pancho extrae frecuentemente
de un pequeño termo, contagiando al viviente bebedor del hechizo incurable que
consiste en amar el amor.
Donde quiera que haya tres
mujeres habrá de aparecer un mágico portal, indican tradiciones simbólicas; así
es que, amén de la voz intensa de Pancho Céspedes y de su fino talento para
tejer canciones que estimulan el alma, habría que atribuirle a la presencia de
Fabiola Jaramillo, Haydée Milanés (hija de Pablo, legendario trovador) y
Maruchy Behmaras, cantantes invitadas, la consolidación de la buena fortuna artística
de esta noche que para el anfitrión habrá de ser, seguramente, larga y
fructífera. Mas si por ventura esta tríada talismán no fuera suficiente para
calificar al éxito, Francisco —como buen caribeño, conocedor de las líneas de
trato entre el hombre y los espíritus— ha invocado la inspiración de cómplices
angloparlantes —Morris Albert, Billy Preston y Leon Russell—, por medio de
temas que arrancan más de un alarido entrecortado a un público que parece
decidido a prolongar el presente ejercicio musical en la sabia y democrática
costumbre del viejo abachobecho.
Programa
Dónde está la vida / Hola
soledad / Qué hago contigo / Todo es un misterio / Quédate más / Átame la
mirada / A veces / Remolino (con Fabiola Jaramillo) / You are so beautiful / Feelings
/ A song for you / La mentira - Tú me acostumbraste (con Haydée Milanés) / Todavía
/ Nadie como tú / Señora / Siento (con Maruchy Behmaras) / Bésame mucho /
Solamente una vez / Se me antoja / Llorando por dentro / Quédate (Julio Baró) /
Vida loca / Vida, vida.
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