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Foto: Marie Pain / Colección: Auditorio Nacional. |
23 de noviembre, 2017 / Función única / 2:05 hrs. de duración /
Promotor: Star Records S.A. de C.V.
Promotor: Star Records S.A. de C.V.
Alejandro González
Castillo
¿Hasta
dónde puede llevarnos una pasión?, ¿será que a veces se puede decir no para así tomar el camino del bien?,
¿quién no ha tirado por la ventana un amor inservible? Cuántas preguntas trae
consigo Diana Vanoni. Sin embargo, pese a que la solución de dicho
interrogatorio pareciera impostergable, hay un cuestionamiento que se anuncia
más importante que el resto, y éste tiene lugar cuando se interpreta “Sólo
llamé para decirte que te amo”, la versión en español del clásico firmado por
Stevie Wonder: ¿cuántos de los que están aquí vivieron aquélla, la época de los
años ochenta?
Fue
en 1985 que Vanoni editó la versión mexicana el éxito de Stevie con el amparo
del sello Orfeón para así ganar popularidad, de ahí que varios de los presentes
la relacionen con esa era, aunque la intérprete lejos esté de vivir anclada al
pasado. “Ay, qué bonito, gracias por estar aquí”, suelta la del micrófono una
vez que las luces se encienden a petición suya para así ver con claridad a su
público. “Tenía tantos deseos de pisar este escenario, lo ansiaba Con todas mis ganas, tal como se llama
este disco”, prosigue la pelirroja, haciendo referencia al álbum que esta noche
presenta y del cual elige “Tiré” para hablar de sus tópicos favoritos: la
pasión sin medida y los quereres desechables.
El
temario de la queretana incluye composiciones de Gian Marco, Aliza y Javier
Calderón, a quienes busca en la multitud para agradecerles su generosidad;
aunque son los temas que Armando Manzanero le hizo llegar, y con los cuales
confeccionó el álbum que precede al que esta noche expone en directo, de los
que más habla. Como ejemplo está “Me excitas tanto”, cuya melodía la lleva a
reflexionar que, efectivamente, tarde o temprano los sueños se realizan, “pero
jamás sin amigos”. Prueba contundente de lo dicho es la llegada de Aurelio, un
cantautor a quien la dama cede la atención de la audiencia por un par de
canciones augurándole un futuro más allá de su labor como tecladista de
Mijares. Por otro lado, sus homenajes a Rocío Dúrcal y Juan Gabriel, la del
vestido rojo explica, no puede llevarlos a cabo sin dibujar en su mente los
rostros de ésa, la pareja que “tanto nos hizo sentir y vivir”. En dicho
proceder, el camino fácil se elude al no calcar las versiones originales y optar
por cambios que llevan a las rutas del bolero (“La gata bajo la lluvia”) y el rock
(“Amor eterno”).
No
hay espacio para la duda y ella misma lo acepta: lo suyo son las baladas, pero
vaya que también las cumbias, las rancheras y las norteñas las sabe cantar
(incluso un guiño al reguetón le hace). Ella es Diana, la que emocionada
presenta a su pareja, perdida entre mesas, así como dice salud a sus parientes desde
lejos, para finalmente formular la última pregunta de la noche, una que decide
responder ella misma, antes de que le ganen la palabra: “Ustedes saben que hay
muchas intérpretes en México, ¿verdad? ¿Qué les doy yo a ustedes?, ¿en qué soy
diferente? Bueno, pues yo les ofrezco que se les ponga la piel chinita, nada
más con escucharme”. ♪
Programa
Tal
vez o quizás / Entre la espada y la pared / Sólo llámame / Y si te quedas, qué
/ Me excitas tanto / Tiré / Loca / La gata bajo la lluvia / Ay amor, amor /
Sólo te fuiste / Aurelio: En otra
vida, Cometas / Despacito / No te he robado nada / Si me tenías / De vez en
cuando / Lo que son las cosas / Amor eterno / Si quieres / No tengo dinero /
Noa Noa / Querida / Ojalá que te mueras / Yo no sé mañana / Un mundo raro /
Paloma negra / La media vuelta / Cucurrucucú paloma / Como una loba / Por
cobardía.
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Foto: Marie Pain / Colección: Auditorio Nacional. |
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Foto: Marie Pain / Colección: Auditorio Nacional. |
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Foto: Marie Pain / Colección: Auditorio Nacional. |
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