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Foto: Chino Lemus / Colección: Auditorio Nacional. |
Hijos del mar Tour / 14 de noviembre,
2017 / Función única /
2:00 horas de duración / Promotor: Universal Music, S.A. de C.V.
2:00 horas de duración / Promotor: Universal Music, S.A. de C.V.
Jesús Quintero
Si
exceptuamos el dinero —invento que se da la maña para hacernos creer que es el bien superior—, resultaría muy
difícil reunir a diez mil prójimos con edades de veinte a cincuenta años y
diversas condiciones personales y sociales para hallar un denominador común que
a todos haga felices.
Uno
de los dones de la música es que a pesar de estar hecha de materia evanescente
y de que sus elementos no se pueden tasar en el mercado —“esos seis acordes
iniciales, ¿cuánto cuestan?”—, es capaz de convocar a miles de escuchas y otorgarles
instantes de felicidad que se expresan lo mismo en aplausos, declaraciones
espontáneas de amor y en alaridos que van del rojo al azul eléctrico.
David
Bisbal en el Auditorio Nacional es un ejemplo de esos poderes en la división
pop. Han pasado dieciséis años desde que conquistó el segundo lugar en el
certamen televisivo Operación triunfo
y, de paso, el corazón de gran parte de los televidentes españoles. A partir de
entonces su carrera ha conocido nada más que el ascenso, llegando incluso a cimas
como el Royal Albert Hall, en Londres, donde en septiembre de 2012 ofreció un
concierto acústico, siendo el tercer hispanohablante, después de Julio y
Enrique Iglesias, en conquistar tal plaza.
Semejante
logro, al que se suman dos presentaciones previas en el Auditorio Nacional en
plan estelar (2004 y 2007) y otra en mancuerna con Luis Fonsi (2010), amén de
una trayectoria discográfica con seis títulos, indica que Bisbal se ha rehusado
a ser flor de un día. Y aunque en su tierra natal las revistas de cotilleo
intentan escoltar sus pasos, el treintañero sabe escabullirse y seguir siendo
noticia por su quehacer musical; de hecho, es por Hijos del mar (2106) que hoy está de regreso con un sólido sexteto
—Ludovico Vagnone (director musical y guitarra), David Simó (batería), Alfredo
Chacón (percusión), Ovidio López (guitarra), Jordi Portaz (bajo) y Gabriel Peso
(teclado)— para repasar con arreglos salpimentados con funk sus éxitos y temas
de nuevo cuño.
¿Cuántas
maneras hay de expresar el amor, el abandono, las esperanzas? Las que en dos
horas pronuncia Bisbal parecen suficientes para dejar extasiadas a sus fans. Y
no es que la variedad sonora que el intérprete ofrece sea inferior a la
semejanza en las canciones. Sucede que ha aprendido a proyectar su potente voz
y sabe matizarla sin perder solidez. Canta con todo el cuerpo y otorga a sus
interpretaciones la sensibilidad precisa para convencer hasta al novio receloso
que esta noche ha cedido y acompaña a su pareja.
Si
en sus primeros años de carrera “Ave María” y “Bulería” fueron los ases, ahora
es tal la confianza en su repertorio que se permite ofrecerlos al final. Pero antes,
con energía sin límite, muestra otras cartas fuertes, como “Esclavo de sus
besos”, “Diez mil maneras”, “Culpable”, “El ruido”, “Mi princesa” y “Lloraré
las penas”, siempre agradeciendo la calidez con que es recibido en este recinto
e invitando a Christian Nodal, que llega con todo y mariachi para brindar
“Probablemente”, y a Paty Cantú con quien interpreta “Díganle”.
Animoso
por la respuesta de un público que corea sus canciones a la menor provocación,
Bisbal en cierto momento abraza y ondea con amor las banderas mexicana y
española en días en que una de esas naciones sufrió embates de la naturaleza y
la otra vivió un intento de cisma que acabó en sainete. No hay demagogia en su
decir: “¡Qué maravilloso sueño es estar aquí, mi México!… Una vez más en el Auditorio
Nacional con tantos amigos… ¡Gracias por tanto, México, por abrazarme desde el
primer momento, por hacerme sentir como un hijo más!”. Y rubrica su gratitud
recordando a Juan Gabriel, quien en 2010 lo invitó a este mismo escenario. De
él canta “Yo no nací para amar” y “No tengo dinero”.
Hoy,
cómo dudarlo, el almeriense es amado y goza de finanzas sanas. Y acaso para
refrendar aquello de que el dinero no compra la felicidad y como un gesto más
de agradecimiento, ha puesto en las manos de cada espectador su más nuevo
redondo, consciente de que es su música la que ha convocado a un plural y entusiasta
público. ♪
La faz humanitaria
Menos
atendido que su vida sentimental, el quehacer humanitario de Bisbal suma varios
capítulos y muchos de ellos yacen en el terreno personal, ajeno a prensa rosa o
de otros colores. Un botón:
En
abril de 2015 acudió a Nepal con su amigo Jesús Calleja para ayudar con un
programa de vivienda a los afectados por un sismo. En octubre del mismo año
regresaron y Bisbal compartió en Instagram fotos y este mensaje: “De vuelta en
Nepal, ilusionado con el proyecto de la reconstrucción de más de trescientas
setenta viviendas en las montañas, donde está la zona cero del epicentro del
pasado terremoto”.
Permaneció
cinco días en aquella nación, participando en tareas comunales. Calleja, su
compañero de travesía, escribió en su cuenta. "Cinco camiones de ayuda
repartimos en el mismísimo epicentro del terremoto donde aún no había llegado
nada. Y he descubierto un David Bisbal muy niñero. Se ha volcado con los niños
de Nepal”.
En
correspondencia a su faceta humanitaria, Bisbal fue nombrado embajador de
UNICEF por el Comité Español el pasado 19 de abril de 2017. “Lo recibí como un
premio hacia mi persona. Me vi halagado”, admitió el intérprete. A raíz de este
reconocimiento, ha donado todos los derechos de la canción “Duele demasiado”,
incluida en su reciente álbum, a la misma organización. “Siempre he intentado
aportar mi granito de arena para nuestro presente y futuro”, afirmó. (J.Q.)
Programa
Mi
norte es tu sur / Antes que no / Esclavo de tus besos / Quiero perderme en tu
cuerpo / Culpable / El ruido / Diez mil maneras / Con Christian Nodal: probablemente / Esta ausencia / 24 horas /
Para enamorarte de mí / Juro que te amo / Con
Paty Cantú: Dígale / Todo es posible / No amanece / Silencio / Yo no nací
para amar – No tengo dinero / Lo tenga o no / Mi princesa / Lloraré las penas /
Torre de Babel / Ave María / Remix: Fiebre – Esclavo de sus besos – Bulería.
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