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Foto: Carlos Alvar / Colección: Auditorio Nacional. |
1
de julio, 2017 / 1:20 hrs. de duración / Promotor: Ninshi S. de RL de C.V.
Alejandro González
Castillo
Repleto
de adolescentes se encuentra el Lunario, de chicos cuyas fechas de nacimiento
provocan que comparen la música de Tomiko Van y Ryo Owatari con la de Jesse
& Joy, aunque en realidad sean No Doubt y Blink 182 los referentes más
fuertes de los japoneses. Como sea, lo que hoy impera es la fascinación por la
cultura de donde el dúo proviene, así que no importa cómo se etiquete lo que de
las bocinas salga siempre y cuando esté cantado en idioma nipón.
Desde
su nacimiento en 1999 hasta 2005, Do As Infinity estuvo conformado por los
mencionados Van y Owatari más Dai Nagao, que comenzaron colándose discretamente
al Top 30 de Oricon (el equivalente japonés de Billboard) con su tercer
sencillo, “Oasis”, para terminar en la punta de dicha lista con su tercer
álbum, Deep forest. Sin embargo, tras
una pausa en el andar de la banda, Dai se negaría a formar parte de ésta una
vez que regresó a los escenarios, en 2008; noticia que parecía inminente si se
considera que el compositor llevaba tiempo ausentándose de las presentaciones
en directo del combo, pues prefería dedicarse a la composición y la producción
bajo el amparo de Avex Trax, el sello disquero con el cual previamente moldeó
el sonido de figuras como Hitomi y Ayumi Hamasaki.
Hoy,
con once álbumes detrás (el más reciente, Brand
new days), los exponentes del J-pop se abren paso en Latinoamérica al
aterrizar por vez primera en México. Ella lo hace con un papel en una mano y un
micrófono en la otra, leyendo con un español trastabillado “me gustan y los
quiero mucho”; él, con el diapasón de su instrumento ocupando sus dedos,
alzando los nudillos todas las veces que el público, la gente que se las ha
ingeniado para aprender japonés con canciones y comics como maestros, grita los
nombres de ambos. Un esfuerzo admirable que se ve recompensado con el siguiente
intento de los músicos por entenderse con sus fans: “¿cómo están, señor,
señorita?”.
Y
aunque la garra combativa de “Special” y el pop rock de “Rakuen”, además del
estreno de “Alive” —“ésta nunca la hemos tocado en directo hasta hoy”, refieren
sus artíficesz— se quedan cerca de lograrlo, es el happy punk de “Kimi ga inai
mirai” el que impulsa los saltos más altos de los presentes. El reto a la ley
de la gravedad tiene una razón: dicha composición calienta los motores de los
espectadores que gozan del anime llamado
InuYasha. Es por eso que largas
pelucas blancas y diademas con peludas orejas coronan las cabezas de unos
cuantos espectadores, aquellos que en la oscuridad del recinto blanden inmensas
espadas imaginarias.
Por
ahí, perdida entre gritos, se encuentra Liliana Barba, la dueña de la voz que
se encarga de doblar al español a Sango, la sacerdotisa guerrera de la mencionada
serie. Y es ella quien al terminar el concierto, rodeada de los seguidores que
la reconocen, certifica la modestia que Ryo y Tomiko poseen. Basta acercarse al
grupo de personas que la aborda para escucharla contar una anécdota que manda a
los llamados Inufans con la quijada
trabada a sus respectivas casas: “son muy buenas personas. Ellos mismos me
pidieron a mí y a otros colegas que nos tomáramos una foto y platicáramos. ¿Y
saben qué?, nos dijeron que nosotros, tanto quienes doblamos las voces del anime como el público, somos los
verdaderas artistas”.
Programa
Kuusou ryodan / Edge /
Bokensha tachi / Tooku made / Mysterious magic / Rakuen / Hi no ataru sakamichi
/ Believe in you / Shinjitsu no uta / Fukai mori / Alive / Time machine /
Ariadne no ito / Special / Kimi ga inai mirai / Honjitsu wa seiten nari /
Summer days.
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Foto: Carlos Alvar / Colección: Auditorio Nacional. |
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Foto: Carlos Alvar / Colección: Auditorio Nacional. |
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Foto: Carlos Alvar / Colección: Auditorio Nacional. |
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