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Foto: Carlos Alvar / Colección Auditorio Nacional |
Rivals / 28 de abril, 2015 / Función única / 2:15 hrs. de duración /
Promotor: Alejandro de la Cuesta Chehaibar
David Cortés
¿Cómo se mide la intensidad?, ¿por el sudor derramado sobre el escenario?, ¿por el temblor del suelo o por los altos decibeles? A juzgar por la actitud de Dez Fafara, vocalista del grupo estadounidense Coal Chamber, ésta se calcula por el recibimiento de sus fans cuando, luego de finalizado su show, baja a abrazarlos sin preocuparse por las magulladuras.
No hay momento en el que, salvo Cox, los demás no se muevan. Funcionan con la regla del libro de oro: apostar por la energía y desplegarla en todos los frentes.
Rascón, con su instrumento de seis cuerdas, se duplica. A él le toca disparar los electrónicos que, ya sea en las intros o como fondo, aportan un plus, ese color que imprime un ligero, apenas perceptible, toque bailable que el gritante subraya con sus continuas invitaciones a dejar el headbanging para entregarse a la danza. El guitarrista también es responsable de esos tenues matices góticos que surcan algunas de las canciones de la banda, mientras Peulen, encarnación de belleza y perversión, no deja de girar sin perder una pisada en el bajo. Ella, junto con Cox, forman una sección rítmica ríspida, salvaje, muy caliente, tanto que en ocasiones la atmósfera se perla de la suciedad del funk.
No hay espacios para la ternura en esta jornada de metal, hardcore, goth y ecos de nü metal. Tampoco sabe Coal Chamber de contemplaciones. Fafara gusta de dejar salir la furia, pero la controla cuando ésta amenaza con desbocarse; ocasionalmente el vocalista echa mano de algún recurso vistoso (un altavoz con luces, un brinco descomunal), pero la seguridad, eso que lo hace aparecer como invulnerable está en su voz, en la manera de entregarse y en la guía que hace de esta embarcación.
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Foto: Carlos Alvar / Colección Auditorio Nacional |
Desafortunadamente, con la misma velocidad que ejecutan sus instrumentos, el concierto llega a su fin. El frontman anuncia el último tema, ignora los reclamos y efectivamente, sin encore, la banda se despide. El plus llega en esa rápida convivencia que, tanto Rascón como Fafara, llevan a cabo con sus seguidores. Unos cuantos minutos en los que hay tiempo para tocarlos, recibir una plumilla de souvenir, escuchar una frase, obtener un apretón de manos y, con suerte, hasta tomarse una selfie. Son instantes que en tiempo real duran segundos, pero que en la memoria de los seguidores se convierten en un tesoro incuantificable.
Programa
Loco / Big Truck / I O U Nothing / Fiend / Rowboat / Something Told Me / Clock / Drove / Not Living / Dark Days / I / Rivals / No Home / Oddity / Sway.
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