7 de julio, 2005 / 242 asistentes / Función única /
2 hrs. de duración / Promotor: ProShow Producciones
El café y el bar son el hábitat natural de Pedro Guerra. Desde los 16 empezó su recorrido por fiestas y bares de las Islas Canarias. Después se fue a Madrid donde cantó en cafés hasta que logró grabar sus canciones. Ahora, a los treinta y nueve, está en el Lunario como Pedro por su casa. Como toda escenografía: una mesa con mantel, algunas veladoras encendidas, un banco alto. Pareciera que va a cantarle a sus cuates.
Pero no todo es tan casual. Guerra nos lleva por su red de anécdotas, reflexiones y relatos. Antes de “Dios” cuenta que fue católico, pero dejó de creer, y al señalar que a Dios debería de importarle lo de las muertas de Juárez, concluye: “Yo creo que no existe”. “El circo de la realidad” habla también de otra religión abandonada: el futbol, y de cuando pateaba las castañuelas de los árboles en aquella pequeña jardinera de su infancia que entonces parecía inmensa.
El timbre de su voz es claro. Sus melodías son sobrias, igual que sus arreglos guitarrísticos. No pretende virtuosismo ni arrebatos pasionales. Simplemente canta y cuenta poemas. Su inspiración viene de la Nueva Trova Cubana: la letra es igual de importante que la música. Tiene mucho de Silvio Rodríguez, pero se identifica también con Fito Paez y Caetano Veloso. Sea lo que sea, el resultado es único: Pedro Guerra. En varias ocasiones ha cantado a los indígenas mexicanos, pero con “El elefante y la paloma” también lo ha hecho a íconos como Diego Rivera y Frida Kahlo. “Dragones Verdes” se inspira en Oaxaca y el álbum que lo contiene, Ofrenda (2001), tiene como tema central el reconocimiento a la diversidad cultural.
El público está cautivado. Aunque muchos desconocen las letras, no es difícil cantar estribillos como Debajo del puente, debajo del río… Con “Pasa”, donde hay un pequeño homenaje al compositor francés Jacques Brel, se advierte nostalgia por la infancia; “Daniela” retrata a una mujer compleja que está llena de puertas por las que a veces sale o entra; “Gente sola” pone el dedo en la llaga social: Consumir, consumir, voluptuosamente, incesantemente…
La noche pasa y Pedro por su casa continúa con canciones y relatos que permiten conocer más de él y su arte. Hacia el final es como si los noctámbulos del Lunario estuvieran tomando una copa con un nuevo amigo. La gente lo quiere porque llega hondo con sus observaciones sobre hechos que les suceden a todos. Como encore complace a quienes han pedido “Deseo” y “Contamíname”, éxito este último que ha interpretado Victor Manuel y Ana Belén, y Willy Colón. Con este tema en los oídos tomamos el último sorbo y le deseamos a Guerra lo que parece inminente: que su popularidad en México siga creciendo.
Programa
Estos poemas
El circo de la realidad
Dios
Siete puertas
Menguante
El elefante y la paloma
Primera morna
Debajo del puente
El hombre blanco
Gente sola
Bolsillos
Bebes del río
Pasa
Daniela
Canciones
Si tú quisieras
Raíz
Rosario
Contra el poder
El marido de la peluquera
Quiere
Otra forma
Deseo
Contamíname
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